TERESA MOLERES
SORBURUA

De acebos y ruscos

E l acebo (gorostia) y el rusco (erratza) son por aquí los arbustos navideños por excelencia. El primero, Ilex aquifolium, nace de manera espontánea en nuestros bosques y en esta época del año se cubre de frutos rojos. Por esta razón, plantado en un jardín alegra el invierno, sobre todo cuando sus hojas de un verde brillante esmaltado o jaspeadas se cubren de escarcha y resaltan las bayas resplandecientes. Junto con el rusco, se vende como adorno floral navideño en centros de mesa y coronas.

El acebo, bien sea como arbusto o árbol, crece sin problemas una vez instalado. Resiste temperaturas muy bajas sin perder sus hojas bordeadas de espinas que le ayudan a protegerse del ataque de los herbívoros. Le gustan los suelos frescos y con buen drenaje. Además, tiene la ventaja de que como arbusto se puede podar para darle la forma deseada y como árbol para evitar un crecimiento excesivo. Se utiliza como valla natural defensiva y, por sus cualidades ornamentales, forma setos magníficos.

Los acebos soportan la poda severa para formar figuras de arte topiario. Necesitan un corte anual, que es recomendable efectuarlo en junio cuando las plantas aparecen hirsutas. Después, a finales de setiembre, se les da un recorte para que mantengan una forma nítida durante el invierno.

Son plantas dioicas; es decir, que en un ejemplar solo tienen flores masculinas y en otro, solo femeninas. El pie femenino es el que da frutos, las bayas rojas, siempre que un ejemplar macho se encuentre cerca. Algunos acebos son hermafroditas y comparten flores de ambos sexos en la misma planta, pero dan menor cantidad de flores. Se plantan entre marzo y setiembre, después de recortar las raíces y parte de las ramas.

El rusco o Ruscus aculeatus es otro arbusto nativo de Europa que crece silvestre en los bosques. Sus llamativos frutos, unas pequeñas bolas rojas, compiten con los del acebo por estas fechas. Sus tallos modificados y aplanados son ovalados, de color verde coriáceo y terminan en una espina que sustituye a las hojas. Se trata de un arbusto de 60 centímetros fácil de acomodar en cualquier tipo de suelo, incluso en los calcáreos y a media sombra. En primavera, se plantan pies femeninos junto con uno masculino.