TERESA MOLERES
SORBURUA

El encharcamiento

Son raras las plantas a las que les gusta tener las raíces a remojo en un suelo encharcado. En el caso de los macizos florales, que están en esta situación, es obligado elevar el nivel de plantación para que no les llegue la humedad. Primero se debe sacar las plantas de su sitio, y luego subir el nivel con planchas o adoquines contando al menos con llegar a una altura de 15 a 20 centímetros en el caso de las vivaces e incluso hasta de 30 cms para las más vigorosas. A continuación se rellena el foso creado con tierra ligera y luego se replanta.

Si el problema se debe a que hay una capa de arcilla debajo de la tierra que impide al agua filtrarse en profundidad, lo mejor será cavar una zanja en el borde del macizo hasta llegar a esa capa de arcilla y luego colocar un tubo de drenaje plástico fijo al suelo con arena gorda y envuelto con fieltro geotextil. Después, se une el final del tubo a un estanque o salida de agua.

Entre las plantas, las clematies son las que más sufren si tienen las raíces húmedas. La paja del acolchado, que utilizamos en verano para mantenerlas frescas, durante el invierno se ha convertido en una esponja empapada. Es necesario retirarla y posteriormente reemplazarla por helechos, hojas muertas u otro material seco y bien aireado. Conviene sujetar esta cobertura con una teja grande para que el viento no mueva el nuevo acolchado.

Cuando vemos un arbusto de reciente plantación y con hojas enrojecidas que se desecan hay que desenterrarlo para observar sus raíces, que estarán en descomposición en una tierra empapada de agua maloliente. Si además rascamos un poco el nivel del cuello de la planta y el color del tejido que aparece es marrón en lugar de claro y limpio sabremos, sin lugar a dudas, que la planta ha sufrido un exceso de agua. Consecuentemente, las raíces privadas de oxígeno por el agua estancada han terminado asfixiadas.

En este caso, la planta ya no tiene solución, pero sí podemos evitar que las vecinas se contagien. Así que las desenterraremos y cortaremos todas las raíces necrosadas volviendo a replantarlas en un suelo bien aireado. Si en ese momento no podemos volverlas a plantar por las condiciones meteorológicas, las colocaremos en un depósito abrigado con arena hasta la próxima primavera.