IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Óptica

El arte contemporáneo nos brinda la opción de leer el mundo desde una óptica distinta. Su capacidad de percibir, revelar y codificar aporta una potencia poética a nuestra relación con el entorno. Es por esto que los cuestionamientos que plantea son portadores de un trabajo político capaz de incidir en aspectos desde una posición crítica. Como público somos conscientes de los recursos que las piezas tienen a su alcance para trasmitirnos su relato. Es por eso que debemos saber identificar los estímulos, hacerlos nuestros y devolverlos al esquema comunicativo como una audiencia creativa capaz de tomar parte en el resultado del pacto del que somos pieza imprescindible.

Hasta el 15 de octubre, la sala de exposiciones del Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de Donostia acoge la primera exposición individual en el Estado español del artista Eric Baudelaire (EEUU, 1973). Una apuesta multidisciplinar que incluye cine, instalación o collage y que, sin duda, da buena cuenta de la línea conceptual que la vertebra. El título, “La música de Ramón Raquello y su orquesta” funciona como una declaración de intenciones que se evidencia en cada uno de los trabajos que nos presenta. La referencia a la famosa obra radiofónica “La guerra de los mundos” de Orson Welles –emitida en 1938, en la que la música de Raquello, un ficticio director de orquesta, era interrumpida constantemente para informar de la invasión de la que la humanidad era víctima–, nos interpela directamente a confrontarnos con la relación realidad-ficción.

El uso de las imágenes y su interacción con las palabras se resitúan en nuestro presente desde un elenco de trabajos que nos trasladan a reflexiones sobre la prensa, la censura o el lenguaje fílmico. Un extenso recorrido rodeado de estímulos que no permiten una percepción relajada, pues en cada uno de sus recovecos encontramos un nuevo lugar desde el que activar nuestra mirada más analítica.

“Vox Veritatis”, traducido como “La voz de la verdad”, es la muestra que la sala del pabellón del Campus Universitario de Araba alberga hasta el 11 de octubre. En ella toman parte tres jóvenes talentos de la pintura figurativa cuyo pasado formativo tiene un punto común en la Facultad de Bellas Artes del viejo campus de Leioa (Bizkaia). La triada conformada por Brayan Chipana, Jesús Domingo y Rako reivindica con una potencia inapelable la vigencia de la pintura realista como una apuesta capaz de superar los límites de la fiel representación. Y es que detrás de cada cuadro hay un aspecto que, sin estar representado, aparece de forma latente.

La visión del que pinta encuadra un pedazo de su vida y lo traslada a la tela con la delicadeza de un relojero. Pero que no nos engañe la precisión casi fotográfica, cada pintura arrastra consigo horas de dedicación y decisión, como un posicionamiento sincero que queda al descubierto en espacio expositivo. El montaje permite, sin embargo, distinguir entre tres maneras diferentes de enfrentarse a la paleta que nos embarcan en un viaje entre el plano onírico, la realidad de lo cotidiano y la perfección del oficio de pintor. Es de agradecer la nobleza que desprenden estas tres trayectorias así como el acierto de aunar sus talentos para esta sugerente propuesta.