XANDRA ROMERO
SALUD

Arroz dorado: una realidad

El 28 de diciembre del pasado año se aprobaba como apto para el consumo el arroz dorado. En concreto, y por el momento, solo Australia y Nueva Zelanda lo han autorizado. Pero ¿por qué ha tardado tanto en aprobarse?, ¿no es acaso, otra variedad más de arroz, como el arroz bomba o el basmati?

Pues no. Resulta que el arroz dorado está considerado como uno de los mayores avances de la biotecnología. En otras palabras, es una variedad producida a través de ingeniería genética que “combina” y aumenta los niveles de vitamina A en las partes comestibles del grano.

Así que este arroz dorado es, en definitiva, un alimento transgénico. Intuyo que en este punto muchos pensarán: ¿Qué necesidad hay? ¡Puede ser peligroso para la salud o para el medio ambiente!

Vayamos por partes; transgénico suena mal, pero ¿y si lo llamamos comida fortificada? ¿Había necesidad? Quizá, y es que el arroz es el alimento básico para el 25% de la humanidad. No obstante, es un alimento nutricionalmente pobre puesto que se compone básicamente de hidratos de carbono y apenas contiene grasas, menos aún las vitaminas que se encuentran en los alimentos de origen graso y que son tan importantes, como es el caso de la vitamina A. Esta vitamina, en el embarazo y durante la infancia, es esencial para el crecimiento y desarrollo normales, el funcionamiento de sistema inmunitario y la vista. Tanto es así que una ingesta insuficiente durante estas etapas produce xeroftalmia o ceguera seca.

Hace más de veinte años, cuando se inició el proyecto del arroz dorado, se trató de combinar genes de distintos orígenes para conseguir que se acumulara vitamina A en el grano.

En este punto, quizá la siguiente pregunta que os ronde en la cabeza sea ¿y por qué ha tardado tanto en aprobarse? Son varios y diversos los motivos. Desde los tecnológicos, o cómo conseguir acumular la cantidad suficiente de vitamina, hasta la necesidad de comprobar y autorizar que es seguro para la salud y para el medio ambiente.

Pero, por otra parte, los ensayos científicos también se han visto mediatizados por parte de determinadas organizaciones ecologistas. Estas asociaciones lo han criticado alegando, en un inicio, que la cantidad de vitamina A que acumulaban los primeros granos de arroz dorado eran insignificantes. Y es cierto que la primera versión solo proveía de 1,6 microgramos de vitamina A por gramo de arroz, lo que implicaba que una persona debería comer de media entre 1,5 y 2 kg de arroz dorado al día para obtener la cantidad recomendada.

Sin embargo, esto cambió con la creación del arroz dorado 2, que genera 23 veces más cantidad de vitamina que el original. Aun así, estas asociaciones han seguido oponiéndose a su cultivo afirmando que se trata de una estratagema para abrir la puerta a otros alimentos transgénicos por parte de grandes corporaciones y al abuso, a través de las patentes.

En principio, esta afirmación no tiene recorrido, ya que el proyecto del arroz dorado ha sido desarrollado desde su inicio con fondos públicos y, además, dada su finalidad humanitaria, se decidió liberar la patente para que llegara con mayor facilidad a los países subdesarrollados.

Pero el paso decisivo para que este arroz se haya aprobado para el consumo ha sido el hecho histórico de que todos los premios Nobel de ciencia vivos se unieron para firmar un manifiesto contra estas asociaciones, acusándolas de crímenes contra la humanidad por oponerse a la distribución de este arroz.

Así que, necesario o no, y con veinte años de baches en el camino, el arroz dorado es hoy una realidad; eso sí, como siempre en estos temas, con su mochila de polémica correspondiente.