TERESA MOLERES
SORBURUA

El bambú en jardines Zen

Zen es una rama del budismo chino que en el s.XII fue introducida en Japón. En realidad es un método de meditación basado en el silencio y la contemplación para buscar el “principio fundamental de cada uno, para callar los conflictos interiores, estar en paz con uno mismo, con los otros y con el universo”. El jardín Zen, como jardín sereno, representa un paisaje ideal en el que el espíritu se calma, medita y se libra de tensiones. Lo componen tres elementos: el mineral por el conjunto de piedras; el vegetal, que incluye musgo y otras plantas y el agua representada por gravilla o arena. El del templo Ryoan-ji en Kioto es la quintaesencia del jardín seco y el más visitado del mundo: consta de una superficie de 300 metros, cuidadosamente cubierta de grava blanca y sobre la gravilla se alzan islas formadas por piedras de tallas diferentes y musgo. Llama la atención la densa vegetación que se alza detrás de la tapia para integrar el paisaje exterior.

Los paisajistas modernos nipones emplean bambúes en los jardines de los pequeños patios interiores llamados tsubo-niwa. El suelo está cubierto de musgo, en el centro hay un grupo de bambúes muy jóvenes de tallos negros y dos piedras negras que se mantienen siempre húmedas.

Al crear un jardín Zen con mentalidad occidental se echa mano del bambú, que según el budismo encarna la ligereza, la constancia por sus hojas perennes, además de la espiritualidad con sus ramas apuntando al cielo. Para los occidentales, los bambúes son hierbas gigantes que forman matorrales y setos apropiados para aislarnos y apartarnos del ruido exterior que perjudica la paz de nuestro jardín. Su follaje ligero, agitado por el menor soplo de aire, alivia las tensiones y proporciona calma.

Existen distintos géneros de bambú. Por mencionar algunos está el Phyllostachys nigra, un perennifolio de tallo negro azabache típico del minimalismo oriental; el Fargesia murieliae, con ramas arqueadas al exterior de color verde guisante o el Chusquea culeou, de cañas blanco brillante que alcanzan seis metros de altura. En los jardines minimalistas actuales se plantan bambúes entre losas de granito y canales de agua que reflejan sus tallos estilizados, las hojas altas filtran la luz para formar juegos de luces y sombras, mientras por la noche los rayos láser añaden dramatismo al diseño.