IñIGO GARCIA ODIAGA
ARQUITECTURA

Pirámide escalonada

Terrassenhaus, traducido literalmente como la casa de las terrazas, en Berlín, es el último proyecto de un grupo de arquitectos formado por varios estudios de la ciudad alemana como Brandlhuber, Emde, Burlon y Muck Petzet Architects. Situado en el barrio de Wedding, el nuevo edificio polivalente contiene talleres de usos múltiples, así como galerías de arte e intenta responder a los desafíos actuales del mercado.

La capital alemana está sufriendo un gran aumento de los precios de las propiedades y de los costos de construcción, que añaden presión sobre los arquitectos y constructores, a expensas de las cualidades espaciales. En lugar de ceder a esta presión, el proyecto intercambia beneficios económicos por espacio colectivo.

El proyecto fue una iniciativa privada para crear un edificio con capacidad para exponer arte y albergar estudios para diferentes artistas, tanto bajo uso público como privado, similares al gran estudio colectivo que comparten todos los arquitectos autores del proyecto en la Brunnenstrasse 9 de Berlín, que también contiene una galería de arte.

Tras comprar el antiguo depósito de chatarra sobre el que se asienta el actual edificio, el cliente se acercó a los arquitectos para desarrollar este proyecto de usos mixtos incrustado en un vecindario heterogéneo de bloques comerciales y residenciales. Su objetivo principal era preservar el espacio exterior, haciéndolo accesible para los usuarios, así como para los residentes en el vecindario. En cierto modo, a pesar de ser un edificio privado, se podría afirmar que se comporta como público, al ceder importantes espacios al disfrute colectivo.

El lugar se encuentra frente a las vías del ferrocarril suburbano, lo que ofrece unas amplias vistas hacia el sur, ya que no hay edificaciones cercanas al tren. Los diferentes niveles del edificio se escalonan según crecen en altura, creando una forma de zigurat con terrazas de seis metros de profundidad en cada piso y un espacio semipúblico maximizado en la planta baja, que de otro modo se habría cerrado. El desplazamiento de los pisos inferiores hacia el sur crea una acera cubierta de 7,50 metros de profundidad que funciona como una plaza pública frente al espacio de la galería de arte en la planta baja. La profundidad de las unidades de talleres varía desde los 26 metros a nivel del suelo hasta los 11 metros en el nivel más alto. En este sentido, el programa de las unidades coincide con la profundidad del piso y posteriormente con la cantidad de luz que reciben, una condición esencial para los talleres de los artistas.

Las dos escaleras externas que se sitúan en el alzado posterior del inmueble conectan los diferentes pisos a través de las terrazas, apuntando a un uso público de los espacios exteriores por parte de los usuarios, lo que lleva a un espacio compartido, tal vez el rasgo más importante del proyecto. Ni techo ni patios tienen sistemas de drenaje adicional. Por lo tanto, todas las superficies están ligeramente inclinadas para drenar el agua como una cascada artificial hacia el jardín. Construidos completamente en hormigón, los espacios exteriores e interiores se perciben de manera similar, lo que permite a los usuarios abrir sus espacios a través de puertas, que abarcan toda la altura, de suelo a techo, provocando una continuidad total de los interiores hacia las terrazas.

El estándar de los acabados sigue la lógica de la indeterminación, de la máxima flexibilidad; únicamente las conexiones técnicas y las instalaciones sanitarias están preinstaladas. Todas las instalaciones se centralizan en torno a los dos núcleos de hormigón, que también albergan los ascensores, y que van desde el nivel del suelo hasta la azotea, sirviendo de este modo a todos los niveles. El perfil escalonado crea unidades de diferentes tamaños pero, a pesar de esa heterogeneidad, todas cuentan con los mismos servicios mínimos, que luego el usuario final se encargará de matizar según las necesidades de su actividad concreta. Además de la galería, en la planta baja se sitúan elementos colectivos como un espacio de trabajo conjunto con salas de reuniones, las oficinas de alquiler de los locales, una pequeña residencia de artistas o los talleres de mantenimiento del edificio.

Esta construcción austera, simple y directa, junto con su icónica geometría de pirámide escalonada, dan al edificio un aspecto intermedio entre el mundo industrial, o incluso el de las infraestructuras de carreteras. En cierto modo haciéndolo más versátil, ya que no impone sus condiciones formales, volumétricas o de funcionamiento a los usuarios finales, sino que les ofrece un ecosistema abierto que se plegará a sus necesidades, siempre apostando por el bienestar colectivo.