Iker Fidalgo
Crítico de arte
PANORAMIKA

La potencia del legado

La cultura forma parte de su propio tiempo. Es por eso que, a través de ella, somos capaces de ver reflejos de nuestra sociedad y de su evolución. Una de las grandezas del arte contemporáneo es la capacidad que tienen las obras de formar parte de dos lugares a la vez. Por un lado, el momento en el que se crearon, respondiendo a contextos sociales o políticos determinados y siendo capaces de asumir una relevancia acorde con su entorno. Por otro, cuando esas piezas vuelven a ser expuestas, provocando una serie de nuevos diálogos con el público visitante y con el resto de obras con las que se relacionan. Esto es lo que permite que el arte pueda mantenerse vivo. Una capacidad de adaptación a las posibles nuevas lecturas que pueda suscitar, incluso cuando aquellas nunca fueron imaginadas por sus autores y autoras durante sus procesos creativos.

Esta es la razón por la que la cultura nunca renuncia a sus herencias. Se construye con aquello que esta sucediendo en el momento, tomando partido, posición y compromiso, pero sin negar que todo lo anterior ha sentado las bases de nuestra manera de entender el mundo. Por todo esto conviene tener en cuenta el pasado. Para definir las maneras de leerlo, para superarlo, para romper con él o simplemente para entender de dónde viene aquello que hoy tenemos. No hay manera de afrontar el futuro sin tener en cuenta el camino que nos trajo hasta el presente.

El Centro de Exposiciones Fundación Vital, situado en la céntrica Calle Postas de Gasteiz, inauguró el pasado 7 de octubre, una interesante muestra en torno a la figura del artista Néstor Basterretxea (Bermeo, 1924-Hondarribia 2014) comisariada por el galerista e hijo del autor, Gorka Basterretxea. La exposición estará abierta dos meses y podrá visitarse hasta el 8 de diciembre. Basterretxea es sin duda uno de los autores más importantes del arte de nuestro territorio. Una trayectoria íntimamente ligada a la creación escultórica pero en la que tuvieron cabida otras disciplinas como la pintura, el diseño gráfico e industrial, el cartelismo, la fotografía, el cine o la arquitectura. Junto con Oteiza y Chillida, es uno de los nombres representativos del arte vasco a nivel mundial y responsable de muchos de sus momentos más destacables. Fundó y formó parte de colectivos como Equipo 57 y grupo Gaur, en lo que fueron apuestas por una visión vanguardista y revolucionaria de la creación artística.

La sala de la capital alavesa alberga una retrospectiva con más de 300 piezas entre las que se encuentran bocetos, apuntes, archivos e incluso obras inéditas. Un recorrido por la potencia creativa de un autor que fue capaz de aunar diversos caminos en su apuesta artística. La exposición esta dividida en varias secciones que nos ayudan a entender y a ordenar un legado tan vasto y plagado de matices. Nada más bajar las escaleras de la entrada, nos adentramos en una sala algo penumbrosa que se nos presenta bajo el sugerente título “Lo sagrado”. En ella encontramos desde bocetos y pinturas para la cripta de la Basílica de Arantzazu hasta objetos de culto para la Iglesia de Lasarte. “Las máscaras de la Abuela Luna” son unas interesantes piezas escultóricas que acompañadas de collages, nos acercan al proceso de trabajo del autor. Forman también parte obras como “Akelarre” o “Intxixu”, pertenecientes al conjunto escultórico “Serie Cosmogónica Vasca” en la que se mezcla el peso de lo mitológico con la creación desde una posición de búsqueda identitaria.

“De lo figurativo a lo abstracto” es la sección que nos acerca más a las primeras creaciones de Basterretxea. Su evolución desde lo pictórico y algunas de sus piezas realizadas durante su exilio en Buenos Aires en el periodo de la Guerra Civil. Por último “De plano al espacio” es la parte más diversa. En este espacio expositivo se presentan sus incursiones en el cine, diseño de mobiliario o la obra gráfica. Bocetos, propuestas e incluso un mapa que nos informa sobre la presencia de la escultura pública de Basterretxea en el mundo. Es, en definitiva, una exposición que nos acerca a un impresionante legado pero cargada de detalles íntimos, de bocetos, proyectos o ideas. Una muestra en la que convive la contundencia de las piezas acabadas con la fragilidad de los inicios o las dudas. Algo que sin duda nos ayuda a conocer más de cerca la figura del escultor.