Xandra  Romero
Nutricionista
OSASUNA

Permeabilidad intestinal

Usualmente, cuando alguien presenta síntomas digestivos que no encajan con los diagnósticos establecidos, se hace referencia a ellos como sintomatología digestiva difusa. Así, algunos de ellos han sido recientemente englobados dentro de lo que se conoce con el término “Síndrome del intestino permeable”. El concepto de “intestino permeable” ha recibido una atención cada vez mayor en la prensa no especializada y también en la literatura científica. Sin embargo, ¿sabemos a qué hace referencia este término? Parece que esta patología de nuevo diagnóstico se caracteriza por la presencia de síntomas tan comunes como diarrea, hinchazón abdominal, intolerancia alimentaria, cansancio, cefaleas etc. sin una causa aparente. Digo parece porque siempre que se habla de que un nuevo diagnóstico tiene que darse el tiempo suficiente para realizar una adecuada investigación sobre el tema.

Así, de nuevo “parece” que esto se debe a que los factores estresantes fisiológicos como la ansiedad provocan inflamación en la mucosa intestinal. Este estrés puede originar bajada de defensas, llevar una dieta inadecuada, falta de sueño, etc. Aunque entre las causas de la permeabilidad también están el abuso del alcohol o un uso frecuente de determinados fármacos, así como las patologías propias de la pared intestinal, como úlceras, enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal, gastritis, intolerancias alimentarias, e intestino irritable entre otras. Todo esto pondría en jaque la integridad de la mucosa intestinal, lo que permitiría la entrada de sustancias indeseables, provocando inflamación sistémica y desencadenando numerosas enfermedades.

La mucosa intestinal está compuesta por unas células llamadas enterocitos, unidos entre sí y cubiertos a su vez por un moco protector donde primero hay una capa de bacterias (la microbiota) y debajo una capa de inmunoglobulinas, que sirven de protección y defensa. Estos enterocitos permiten, de forma selectiva, que pasen a través de sus uniones ciertos nutrientes pero, si es otro factor el que afecta a estas uniones, algunas sustancias como los metales pesados, toxinas, bacterias, virus, podrían pasar al torrente sanguíneo.

En este punto, ¿cuál sería el tratamiento indicado? Pues he aquí lo que “chirría” y es que la mayoría de las indicaciones terapéuticas en estos casos pasan por tomar suplementos nutricionales o clasificar los alimentos en categorías de permitidos – prohibidos o excluir al malo, malísimo gluten, así como otros nutrientes. Pero también un popurrí de cualquiera de estas opciones.

¿Qué dice la ciencia al respecto? Hace no demasiados años, en la revista oficial de la Asociación Americana de Gastroenterología, declararon que la existencia de dicho síndrome no se había demostrado. A su vez, el NHS Choices, el mayor portal sanitario de Gran Bretaña, vinculado a su Sistema Nacional de Salud, advertía de que no era un “diagnóstico médico reconocido” y que no había evidencias de que los llamados tratamientos para el síndrome de intestino permeable, como los suplementos nutricionales o una dieta sin gluten, tuvieran ningún efecto beneficioso para la mayoría de las condiciones en las que se afirmaba que ayudan, insistiendo en que por lo general, la eliminación de los alimentos de la dieta no es una buena idea, a menos que sea estrictamente necesario, ya que dicha supresión puede generar desequilibrios y deficiencias nutricionales y emocionales.

En conclusión, quizá no estemos en el escenario de debate sobre si la permeabilidad intestinal es o no un diagnóstico médico, pero lo que está claro son cuestiones como que: a) Si el funcionamiento del intestino humano es difícil de entender, las patologías que le afectan no son de menor complejidad y todavía, queda mucho por conocer, b) Que si el origen común es emocional, el tratamiento de primera línea, también debería serlo y c) Ante dolencias tan difusas, nunca la evitación o restricción de un nutriente es la solución, y más bien puede convertirse en el origen de otro problema.