BERTA GARCIA
CONSUMO

Bajada del IVA en alimentación

Las medidas legislativas llamadas “anticrisis” hacen aguas, y las buenas intenciones para paliar los altos costes económicos que trajo el 2022 quedan en agua de borrajas. Es así porque no hay voluntad empresarial para el reparto de “dividendos de la crisis”.

Desde que entrara en vigor la medida de bajada del IVA en productos de alimentación de primera necesidad, hay perspectiva suficiente para hablar con criterio. Los primeros días de su no aplicación fueron cedidos “graciosamente” a las empresas por las supuestas complejidades que argumentaron sobre el proceso de cambio (cálculos, nueva cartelería, etc). Por el contrario, las pequeñas tiendas se pusieron al corriente desde el primer día, –tiendas de barrio, panaderías, fruterías...–, por lo que surgen dudas razonables sobre los motivos esgrimidos por las grandes distribuidoras.

Ahora, pasado un mes largo, el resultado supone una broma pesada y es que nada es más gráfico que darse una vuelta por las estanterías para comprobarlo. Por ejemplo, en el lineal de la leche, aparece un vistoso cartel sobre una marca determinada anunciando “producto rebajado en el IVA”, y el resto de leches como si con ellas no fuera la medida. Y eso con todos los productos de la cesta básica del hogar. Eso sin contar que algunos productos con aplicación deI IVA han hecho como en las rebajas: aumentar el precio anterior y venderlo como “precio rebajado”.

Implicación. Así que, visto lo visto, todo sigue igual, menos el coste de más de 700 millones que le va a suponer al Gobierno español (que lo pagamos todos). Llegados a este punto, y viendo que no se puede pedir un gran pacto de rentas, la solución más socorrida es la de practicar inspecciones a mansalva, para lo cual hace falta la implicación de las comunidades autónomas, ya que en Consumo tienen plenas competencias. El problema está en la divergencia de intereses entre las autonomías, máxime con elecciones a la vuelta de la esquina.

Es triste conocer los datos de precariedad de familias que van aumentando la lista de personas vulnerables, y que, como solución prioritaria, rebajan su cantidad de alimentos básicos.