Jacques Klopp

Salvemos el Soho

Una reorganización urbanística amenaza con acabar con las esencias del emblemático barrio londinense del Soho. Sus conocidos pubs, sus sex shops y la vida disoluta de sus habitantes se están viendo amenazados por una operación que pretende convertirlo en zona para residentes de alto nivel, lo que ha desencadenado una campaña para salvar el Soho.

Un bar en el que corra el champán en lugar de un sex shop, apartamentos de lujo en el espacio ocupado actualmente por un cabaret, tiendas de marcas de gama alta en donde se levantaba un emblemático local gay. Esta esa la operación urbanística que amenaza las esencias del Soho, zona festiva y corazón en la sombra de la capital británica. La Junta de Westminster ha emprendido un ambicioso proyecto que busca transformar uno de los espacios más conocidos de Londres. Las primeras víctimas de los nuevos vientos que corren por el Soho han sido los legendarios locales de ambiente gay Madame Jojo’s y 12 Bar, clausurados recientemente después de que fueran revocadas sus respectivas licencias. El objetivo final es derruir ambos lugares para levantar en ese espacio viviendas de lujo. El siguiente en la lista es The Yard, uno de los bares de copas más emblemáticos del barrio del Soho, que ya ha recibido una notificación de la Junta de Westminster en el mismo sentido que los anteriores locales.

Tras estos acontecimientos, todas las alarmas se han disparado entre los vecinos del barrio, que se están organizando para hacer frente a lo que consideran un auténtico atentado contra las esencias de la zona. Fruto de ese esfuerzo común es la campaña «Salvar el Soho», cuya cabeza visible es Tim Arnold, un músico de 39 años, que asegura que si no ponen coto al proceso que se ha iniciado, «pronto se verá el Soho como si fuera un aeropuerto de Singapur». Sus quejas son compartidas por otros habitantes de la zona, como Kathy Martin, quien señala que «está perdiendo su alma», o Sara, una de las últimas personas que ejerce la prostitución en un apartamento del barrio después de la gran redada policial de 2013 que desplazó a la mayoría de sus colegas. Esta última considera que el Soho «está triste y tiene que seguir siendo sexy».

No todos comparten esa visión del barrio, ya que no faltan residentes que están de acuerdo con la idea de que desaparezcan los prostíbulos y los bares de alterne, «donde se estaba timando a clientes. La explotación de las mujeres no tiene nada de romántico».

Aunque erradicar la prostitución puede ser uno de los objetivos del plan urbanístico, parece que sus metas finales van más allá, ya que los desalojos se han visto acompañados de una subida de los impuestos y han coincidido con la puesta en marcha del Crossrail, un proyecto para construir una conexión ferroviaria rápida que pasará por debajo de la ciudad.

Como están convencidos de que todo se debe a intereses especulativos, los vecinos han promovido la citada campaña, a la que se han sumado nombres conocidos como Adam Ant, Boy George, Ray Gelato, Gary Kemp, del grupo Spandau Ballet, y Brian Benet, baterista de Shadows. Todos estos artistas unirán su talento junto al beatle Paul McCartney para grabar un disco destinado a salvar el Soho.

¿Pero cuáles son esas esencias que se pretende proteger? El actor Stephen Fry las resume haciendo referencia al «espíritu libertino, la noche excéntrica y la inmoralidad» del Soho. Fry añade que esas señas de identidad son consecuencia de la historia de este lugar. Curiosamente, en sus orígenes, allá por el siglo XVII, fue objeto de especulación para construir viviendas para la aristocracia, algo parecido a lo que se quiere hacer hoy en día. El rey Enrique VIII se apropió en 1536 de lo que entonces era una zona de cultivo para convertirla en parque real. Pero la Corona terminó vendiendo ese espacio por parcelas en la centuria siguiente para urbanizarlo como zona de moda para los ricos.

Sin embargo, los que terminaron asentándose fueron hugonotes franceses, italianos, chinos y judíos. Para mitad del siglo XIX, las últimas familias acomodadas se habían mudado y fueron llegando prostitutas, salones de música y pequeños teatros.

A comienzos del siglo XX se convirtió en lugar de moda para intelectuales, escritores y artistas, una situación que se potenció a partir de los años 60 con la proliferación de pubs, entre los que figuraban destacados locales gays.

El paso de todas esas comunidades ha convertido el Soho en lo que es actualmente, según señala el impulsor de la campaña para salvarlo. «Cada grupo ha venido para sumar, nunca para perseguir al otro, pero lo que ahora viene no resulta agradable, porque no respeta lo que existe», añade Tim Arnold. Gracias a su empuje, ha conseguido reclutar a todos esos famosos para su causa, quienes están haciendo todo tipo de gestiones ante la Junta de Westminster para que no continúe con sus planes. De hecho, este organismo reconoce que el proceso de gentrificación tal vez está yendo «demasiado lejos», ya que numerosos pequeños comercios han cerrado sus puertas al no poder hacer frente a la subida de los alquileres. Un encarecimiento que poco a poco está consiguiendo modificar la fisonomía del Soho y que podría herir de muerte a la actual forma de ser de uno de los barrios más emblemáticos de Londres. El tiempo dirá si sus vecinos consiguen salvarlo.