Gloria REKARTE
Expresa

A precio de guerra

Seguramente fue durante el conflicto de los Balcanes cuando nos decidimos a fijar la mirada en la realidad de las violaciones sistemáticas y su utilización como arma de guerra. Seguramente, digo, porque en la misma década, la de los 90, llegaban también los ecos de violaciones masivas durante el genocidio de Ruanda, y en parte por la distancia, en parte por los prejuicios, el mismo horror sonaba diferente. Hoy, es el libro de la historiadora alemana Miriam Gebhardt el que corre los espesos cortinajes que han ocultado durante 60 años una escalofriante realidad: que 190.000 mujeres fueron violadas por soldados americanos, tras la liberación de Alemania en 1945, en las zonas controladas por el Ejército de Estados Unidos. A precio de guerra: no hubo castigos.

La diferencia con lo ocurrido en Ruanda, o lo ocurrido en Bosnia-Herzegovina o en tantos y tantos conflictos radica en que, cuando se trata del Ejército americano, el mal lo hacen «los buenos». La no diferencia es la mujer como reflejo del territorio que se quiere someter; un territorio en el que desatar todas las armas: humillación, daño, apropiación, terror… Pero un territorio de fácil acceso: sin defensas, sin trincheras, sin riesgos. Sin precio. Cuerpos rotos, vidas rotas… las víctimas que nunca lo son.