La pérdida de autoridad moral alcanza a la educación

La película de los debutantes búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov se asemeja mucho al “nuevo cine rumano”, con el que comparte el estilo urgente de la cámara en mano. Tiene sentido, porque en su ópera prima esta pareja de creadores cinematográficos quiere adentrarse en lo que hay detrás o en el fondo de las noticias con titulares llamativos, empezando lo que se anuncia como una trilogía por la información en torno al caso del atraco a un banco por parte de una profesora.
Del suceso intentan sacar en “La lección” una lectura social y moral sobre la crisis actual, que hubiera resultado más interesante de no haber fabulado y especulado tanto a raíz del hecho real de partida. El desarrollo acaba siendo algo forzado, debido a que la vida de la protagonista se desmorona repentinamente por culpa de una larga e interminable serie de catastróficas desdichas. Al final todo parece una ilustración en cadena de la Ley de Murphy, mediante coincidencias fatales demasiado forzadas. Es harto improbable que a un mismo sujeto le suceda todo lo malo que le puede sobrevenir a lo largo de su existencia, en apenas un breve y anecdótico plazo de tiempo.
La sobriedad formal en clave naturalista, sujeta al realismo interpretativo de la actriz Margita Gosheva, no encaja tal como sería de desear con un contenido discutible en su falta de rigor. Yendo al quid de la cuestión, no existe la pretendida coherencia dentro del paralelismo que se trata de establecer entre el pequeño ladrón escolar y la desesperada profesora que llega a delinquir como último recurso a su rápido endeudamiento fuera de control. No es lo mismo la lección que la vida da a esta mujer adulta, por circunstancias totalmente ajenas a su voluntad, que el escarmiento que quiere aplicar a su alumno con la mano larga. La consiguiente pérdida de autoridad moral debería estar justifica en los casos claros de corrupción, pero no en el de una víctima del sistema.

GARA es segundo en Gipuzkoa y NAIZ sigue creciendo con fuerza
Moreno y Lisci, dos trayectorias de menos a más en Osasuna

«Goonietarrak», 40 urte: bihotzeko ganbaran gordetako altxorra

«Elektronika zuzenean eskaintzeko aukera izango dugu orain»
