Sabino Cuadra
Abogado y diputado de Amaiur
GAURKOA

Sobre violencias y condenas

Tras una reciente entrevista en un medio español, el autor denuncia la política informativa desarrollada en torno a Amaiur que, a su juicio, busca invisibilizar a la coalición y relacionarla con la violencia. Ante ello remarca que se ha abierto un nuevo tiempo hacia la paz en Euskal Herria, en el que reclama la implicación del Gobierno español.

Miércoles 3 de junio. Por segunda vez en tres años y medio nos llaman de TVE para participar en una tertulia. A pesar de que Amaiur es el quinto grupo en importancia del Congreso (siete diputados y diputadas, dos más que PNV o UPyD) nuestra presencia en entrevistas o actos de este tipo en los principales medios de comunicación estatales (TV, radio, prensa…) oscila entre la casi inexistencia y el cero absoluto. Se ve que no damos el perfil.

En este caso, se trataba del programa-tertulia “La noche en 24 horas”. El contenido, según nos dijeron, versaría sobre actualidad política, elecciones… El presentador, correctamente, se centró en ello: resultados de las elecciones en Navarra, posibles gobiernos de cambio... Todo iba bien. Sin embargo, la mayor parte de los tertulianos solamente tenían un tema a tratar: ETA, la violencia, la exigencia de condena… Pero vayamos por partes.

La víspera del programa se había publicado la última encuesta del CIS correspondiente al pasado mayo en la que, entre otras cosas, aparecía el ranking de preocupaciones de la ciudadanía. Como siempre desde hace años, la primera era el paro, seguida de la corrupción, la situación económica… y en el puesto treinta aparecía el tema «ETA-terrorismo» que, además, descendía seis puestos desde la encuesta anterior realizada en abril.

Junto a este dato, señalé también en la tertulia que el trabajo de Amaiur en el Congreso y Senado, así como el de los más de mil doscientos cargos electos con los que cuenta EH Bildu (concejales, junteras, parlamentarios) se centra sobre todo en temas tales como sanidad, educación, precariedad, paro, libertades, cultura, urbanismo, pensiones… En mi caso particular, además de los temas específicos que afectan a Navarra (Convenio Económico, Yesa, TAV, suspensión de leyes forales…), me encargo en Amaiur de las áreas de seguridad social, trabajo, pensiones, relaciones laborales…

Pues bien, si esto es así, si la preocupación de la ciudadanía es la que es, y no otra, y si nuestro trabajo institucional se centra en lo ya señalado, ¿por qué en las escasísimas entrevistas y referencias a nuestra actividad se nos relaciona solo con el monotema de ETA, su condena, la violencia y poco más?

La política informativa general en relación con Amaiur se asienta, según hemos comprobado, en dos criterios básicos. El primero busca nuestra invisibilización, pues es objetivo y cuantificable (lo hemos hecho) que ningún otro grupo o subgrupo del Congreso cuenta con menor nivel de cobertura mediática. El segundo persigue que, cuando se habla de nosotros, se haga siempre en relación a ETA, la violencia, las víctimas… Se trata así de ocultar que la izquierda soberanista vasca no solo defiende la soberanía para Euskal Herria, sino también un proyecto de izquierdas y liberación social intrínsecamente unido a ese otro democrático y libertario. Y de paso se enreda y esconde tras ello la fracasada y reaccionaria política social del Gobierno.

A la hora de hablar de violencia es preciso comenzar afirmando que, con mucho, la principal violencia que existe hoy en nuestra sociedad es la violencia social. La derivada del paro, la desprotección, la pobreza, los desahucios, la emigración, las desigualdades, las triples jornadas… Esto es lo que violenta hoy sobre todo a millones de personas causando inseguridad, frustración, desesperanza y sufrimiento. Lo que genera tensiones en las familias. Lo que rompe a la gente y en casos extremos la lleva incluso al suicidio. Pero nadie pregunta nunca por esta violencia y sus causantes: la Banca, el capital, el PP.

La otra gran violencia es la violencia del Estado. La de un Gobierno que en vez de intentar comprender y atender a las causas de los problemas, busca tan solo extirpar la contestación social surgida en respuesta a los mismos. Es la violencia gubernamental, policial, judicial y legal. La que riega la península de prohibiciones y multas, de cargas y desalojos, de leyes mordaza, antidisidencia («antiyijadista» la llaman) y reformas penales. Reforzamiento en definitiva del estado policial sobre bases neofranquistas y «orwelianas».

En Euskal Herria, desde que hace cuatro años ETA anunció el fin su lucha armada, la única violencia política que subsiste es la del Estado. Una violencia que busca obstaculizar y reventar el proceso de paz abierto prosiguiendo con las detenciones, torturas, ilegalizaciones, juicios, condenas, alargamiento de penas… Pues bien, ¿por qué el Gobierno del PP, que apoya y financia un proceso de negociación y paz en un conflicto mucho más cruento que el de Euskal Herria, cual es el de Colombia (seis millones de personas desplazadas; 200.000 muertas violentamente; 25.000 desaparecidas...), no hace lo mismo en Euskal Herria? ¿Por qué no avanzar aquí también por vías de diálogo, negociación y acuerdo que permitan construir un futuro de paz asentado en pilares que impidan que el pasado pueda repetirse nunca jamás?

Ante la pregunta de «¿por qué no condena ud. la violencia de ETA?», mi respuesta será siempre la misma. No la condeno, no solo porque ya no existe, lo cual es importante, sino porque, y esto es lo principal, no es tiempo de condenas a ETA… ni tampoco al GAL o a las distintas violencias ejercidas por los aparatos del Estado. No es tiempo de condenas… ni tampoco de alabanzas. Es tiempo de soluciones. Es tiempo de construir la paz. Todas las violencias y sus víctimas (muertes, secuestros, torturas, desapariciones, cárcel, exilio...) habrán de ser atendidas, todas las injusticias reparadas y todos los dolores compartidos con el fin de escribir, no una historia de vencedores y vencidos, sino de construir un futuro de paz y convivencia para nuestro pueblo.

Termino. El reinado despótico del PP parece llegar a su fin. El batacazo electoral sufrido y la corrupción que no cesa, sigue socavando sus cimientos. Esperemos que los nuevos tiempos que se anuncian supongan una inflexión en el tratamiento político a dar por el próximo Gobierno y los viejos y nuevos partidos al proceso de paz abierto en Euskal Herria. Y junto a ello esperamos también que cambie la imagen que los poderes mediáticos están dando sobre el mismo. Ah!, y cuando alguien del gremio nos pregunte por nuestra opinión sobre ETA o la violencia, que no olvide que también tenemos algo que decir y aportar en relación con la situación política y social que vivimos.