Sol, buen ambiente y muchas ganas
Los informes meteorológicos apuntaban a que el jueves sería un día turbio; sin embargo, lo que se vivió en las campas de Kobetamendi fue una fiesta de buen tiempo, de temperatura agradable y donde la música resultó un buen complemento.

¿Un complemento la música en un festival de grupos, de artistas de la canción? No exactamente así, pero hay que vivir el entorno completo de Kobetamendi para percatarse que ante un gran día de sol y buena temperatura, entre 22 y 25 grados, mesas golosas colocadas debajo de los árboles, pendientes verdes para tumbarse a la bartola y miles de aficionados a su libre albedrio por dentro y fuera del recinto, la sensación es de que allí, en realidad como ya se sabe, está sucediendo algo más que un festival de música donde los grupos y los escenarios se suceden porque sí.
Bajo estas circunstancias y con el relativo caos de las primeras horas de un festival, BBK Live transcurría sobre las 18.00 horas con la mayoría de la gente fuera del recinto, justo en el momento del concierto de Larregi (17.30). Unos porque buscaban el cámping, otros por acreditarse o buscar la puerta o ventanilla ajustada a sus circunstancias. Y un buen monto porque los controles de entrada no filtraban con la suficiente agilidad a los miles de festivaleros que formaban una cola ancha y larga, muy larga, larguísima.
Llega la música
Larregi, cuarteto de Lemoa con algunos integrantes de Zornotza, abrió BBK Live 2015, eso no se lo quita nadie de su historia, pero les vieron muy pocos, desafortunadamente. No obstante, arriba el grupo se creyó su destino y soltó un excelente concierto repleto de dinamismo con perfil jarkoreta-pop melódico. Melodías bien construidas (Unai) y apoyadas por las gargantas del bajista (Iñigo) y el guitarra principal (Jokin). Buen papel y mucha campa, pero ahí está el hito para estos euskaldunes que no le tuvieron miedo al horizonte
Para las 18.30 lo más importante era pillar un sombrero de esos naranjitos de una compa&bs;ñía telefónica. El sol se cebaba en las calvas, pocas, pero también en las caras y piernas blancas de un verano naciente.
La oleada naranja tomó rumbo al escenario Bilbao, donde Of Montreal sudaban con el sol de frente tamizado por una brisa inenarrable, de llorar. El quinteto de Athens lleva casi dos décadas con su indie-pop. Actuación amable. Black Rebel Motorcycle Club, veteranos de Frisco, han venido a EH en varias ocasiones, pero siguen siendo efectivos. Nos encantaron. Future Islands (20.00) llegaban desde Ohio, ya son kilómetros. Sintepop. indiepop y algún ritmo extraño.
Con el inicio de Counting Crows, en otro tiempo grandes, no menos de 25.000 aficionados pululaban por el festi y 15.000 aún andaban a su bola: cuesta arriba, de botellón o celebrando la fiesta de tres días fuera de casa. Paz y amor, ¡quién se lo iba a imaginar cincuenta años después del primer jipi!

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