Igaran es una empresa de Villabona dedicada a la rehabilitación de fachadas. Creada en 2009, la actividad es la evolución de un negocio anterior que cerró por la crisis. Los responsables de esta sociedad limitada optaron por especializarse en «un nicho de mercado emergente», el de la mejora de envolvente térmica. El encargado de producción explica que realizan «solo y exclusivamente» reparaciones de fachada que supongan una mejora. «No hacemos obra nueva, ni limpieza de piedra, ni ninguna cosa que no implique rehabilitación». Esto conlleva que los edificios sean más eficientes y consuman menos energía para su climatización, reduciendo las emisiones de CO2 vinculadas. Este responsable señala una ventaja más importante que el ahorro. «La mejora sustancial de la calidad del aire que respiramos. Es vital porque pasamos muchas horas en nuestra vivienda».

La demanda de este tipo de obras ha aumentado pese al contexto económico, y «la situación está mejorando, en especial, del año pasado a este». Apunta que en esto han influido las medidas promovidas por la Unión Europea y el Gobierno de Lakua en relación a la eficiencia energética, así como el aumento del interés de la ciudadanía por esta cuestión. En ese sentido, aplaude que las administraciones muestren cada vez mayor sensibilidad y ofrezcan ayudas. Cree que «son la llave a este tipo de obras» porque, a las dificultades para aunar criterios entre vecinos, se les suele sumar la de conseguir financiación. «Es un desembolso inicial que puede ser de entre 6.000 y 15.000 euros por vecino, en función del alcance de la obra y del grado de acabado de la misma». Por eso, la empresa asesora y ayuda a sus clientes a la hora de solicitar y realizar los trámites para la concesión de subvenciones.

Trabajan principalmente con comunidades de vecinos. «Es donde nos encontramos a gusto, es nuestro mercado», pero van surgiendo proyectos también con la Administración. «Está empezando a tener una sensibilidad importante con el tema del ahorro energético, poco a poco, actualizando sus edificios y dotándolos de aislamiento». A corto plazo, Igaran busca consolidarse en Bizkaia. «Curiosamente, somos una empresa guipuzcoana que desarrolla el 90% de su actividad en Bizkaia». Por eso, dentro de su plan de acción está el crecer en Gipuzkoa y entrar en Araba y Nafarroa. «Es por donde se va a dar nuestro crecimiento, por potenciar Gipuzkoa, empezar a trabajar tanto en Nafarroa como en Araba, y así tener presencia en todas las provincias vascas».

La evolución de la empresa en sus casi 6 años de andadura es ascendente. En palabras de los encargados de la empesa esta ha experimentado «un crecimiento lineal de más de un 35% respecto al año anterior». En 2014 facturaron 1,8 millones de euros y para el presente año tienen previsto llegar a los 2,6. «En este momento vamos cumpliendo los hitos», aseguran.

Igaran tiene una plantilla de diez personas y cuenta con una serie de cuadrillas que «trabajan prácticamente en exclusiva con nosotros. Lo que suma 40 o 50 personas con una vinculación casi directa con la empresa». Tienen como objetivo ser el referente en la rehabilitación de fachadas con criterios del estándar EnerPhit. «Es el Passivhaus aplicado a la rehabilitación. Es hacia lo que trabajamos, nuestros técnicos se están formando para eso. Queremos ser los líderes del mercado y estamos bien posicionados». Para ello, apuestan por la formación de sus profesionales y están a punto de lograr los certificados sobre calidad, salud laboral y medioambiente ISO 9000, ISO 14001 y OHSAS 18001.

Formación sobre Passivhaus para mejorar la calidad del sector

Passivhaus o casa pasiva es un estándar de construcción para edificios energéticamente eficientes. Se ha popularizado a raíz del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea que tiene entre sus objetivos reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2. Igaran colabora «de manera desinteresada» con la delegación vasca del Instituto Passivhaus impartiendo el módulo sobre aislamiento en jornadas dirigidas a los gremios que trabajan en rehabilitación. Desde la empresa señalan que «aunque pareciera que formamos a la competencia, el mejor escenario sería aquel en el que los estándares de calidad de la competencia fueran subiendo».