«El rock fue creado y moldeado por chicos que habían nacido en el campo y emigrado a la ciudad. Jóvenes como Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Carl Perkins, Buddy Holly o los hermanos Burnette, que habían nacido con la Gran Depresión. Sus raíces geográficas explican sus orígenes musicales en géneros populares blancos como el country, el country-western o el Hillbilly, y su posición social justificaba la influencia del blues, el gospel y el rhythm & blues hecho por los afroamericanos, con los que compartían la escuela y la iglesia».

Esto es lo que cuenta parte de la contraportada del libro “Rockabilly” (editorial Ma Non Tropo). Entendemos que la tapa es una síntesis siempre apretada en caracteres, pero extraña que de las raíces queden fuera los nombre de músicos negros tan fundamentales como Chuck Berry o Little Richard, siquiera para equilibrar, y, definitivamente, tan importantes y vitales como los señalados. Además, y curiosamente, Little Richard y Chuck Berri siguen en activo con 82 y 88 años respectivamente, mientras que de la otra parte mencionada nadie se mantiene en activo, en realidad todos fallecidos. Cabría mencionar también a Jerry Lee Lewis, que a sus casi 80 años aún continúa martilleando su piano. Como lo hace otro pionero de color, Fats Domino, asimismo en activo a sus 87 años y tan primerizo que “Fat a man” es para muchos una canción proto rock and roll.

En cualquier caso, solo apuntamos esta circunstancia por si alguien se lee la trasera (muy habitual) y saca conclusiones erróneas, ya que el trabajo de Manuel López en su interior no oculta la realidad negra.

El estudio histórico y social del nacimiento del rock and roll ocupa las primeras treinta páginas, un resumen esencial para construirse una imagen situacional. Cómo surge el rock and roll y bajo qué circunstancias.

Ha pasado más de medio siglo desde que esos aventureros sacaron su piano o sus guitarras a rockear, con más o menos blues, con más o menos, gospel o country,, pero esos nombres (junto a decenas no mencionados) están aún tan presentes en la música actual que parece que no se ha avanzado en exceso en el ámbito musical, quizá porque, en realidad, el rock no puede prescindir de sus orígenes, se llame heavy metal, americana, grunge, rock alternativo o incluso punk.

Transcurrida la instructiva parte histórica social se entra en el terreno de las biografías. Será un placer descubrir que otro negro, Hank Ballard, fue el inventor del twist, pero las sorpresas o las biografias sorprendentes no concluyen con un solo nombre, López Roy navega por cerca de 250 historias contando de forma amena sus peculiaridades más importantes.

La parte final del libro se dedica a reseñar los nombres de los sellos más notables con una somera descripción de cada uno. Y cierra un repaso pro el rok and roll y rockabilly (la mayor predilección del autor) por la escena estatal.

La escena estatal se retrotrae a las cincuenta, con clásicos como El Dúo Dinámico o Los Estudiantes. Y en lo vasco: Duncan Dhu y Dinamita pa los Pollos. Lástima que no figuren OK Korral.