Gorka Catediano, joven percusionista de raza

El programa que preparó el percusionista Gorka Catediano fue imponente por dificultad y exigencia física, más aún teniendo en cuenta su juventud. Presentó cinco creaciones, todas ellas de creación recientes, pues el repertorio central de la literatura percusión, una especialidad que no se independizó de su papel de acompañamiento hasta bien entrado el siglo XX, es algo que está aún en construcción.
Catediano quiso mostrar todos los aspectos posibles de ese nuevo canon y con ello su versatilidad, eligiendo obras que se han convertido ya en clásicas por el uso exhaustivo que hacen de los diferentes instrumentos al servicio de los percusionistas.
En el “Solo de vibráfono” de Philippe Manoury, con el que comenzó el recital, Catediano mostró la posibilidades melódicas y sutilmente armónicas de los instrumentos de láminas, aunque la versión fuera un poco mecánica. Catediano levantó el vuelo con la segunda pieza, las “Khan variations” de Alejandro Viñao, que construye una complejísima arquitectura rítmica sobre un sencillo tema folclórico paquistaní. Catediano, que en un momento dado lanzó sus gafas a un lado a causa del sudor y el tremendo esfuerzo físico, comenzó a mostrarse aquí realmente como el percusionista de raza que es.
Llegó después un estreno absoluto, “Hamaika ilargi” de Jagoba Astiazaran, en la que acordeón y silbote se unieron a la percusión. Inspirada en la situación del pueblo saharaui, Astiazaran despliega en ella un buen número de recursos instrumentales, haciendo sonar el silbote como no lo habíamos oído nunca antes. Pese a su complejidad compositiva, “Hamaika ilargi” logró establecer una comunicación directa con el público, desde la amargura del segundo movimiento a la fuerza tímbrica y rítmica del tercero. Aunque estaba rodeada por grandes nombres de la composición actual, la obra del joven creador vasco llamó la atención y por méritos propios.
Catediano prosiguió hacia el final del recital con dos obras de gran dificultad: “Rogosanti”, para un set de multipercusión con algunos instrumentos poco usuales, interpretada con coraje y precisión; y “Metal work” de Magnus Lindberg. mezcla de acordeón y percusión metálica, que Catediano y María Zubimendi supieron dotar del carácter ritual que le es propicio.

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