Ala ópera prima cinematográfica de Matt Shakman no le pondría ninguna pega, ya que tiene un único y perdonable defecto: no ha sido hecha por los hermanos Coen. Habiendo realizado previamente un par de capítulos de la serie televisiva inspirada en “Fargo” (1996), queda claro que este discípulo tan aplicado y profesional ha entendido perfectamente que la obra de culto original ha dado lugar a un género en sí misma. Y, por eso, respeta todos los códigos rubricados por sus creadores desde sus comienzos con “Sangre fácil” (1984), estableciendo una conexión entre ambos títulos fundacionales tanto a la hora de elegir las localizaciones rurales, como de diseñar unos personajes que pertenezcan a ese peculiar entorno alejado de las grandes urbes.

Aunque Matt Shakman rodó “Cut Bank” en Edmonton, en cuyo festival local recibiría luego el Premio del Público, la acción ficcional se sitúa al otro lado de la frontera, en Montana. El pequeño pueblo y sus habitantes están muy bien descritos mediante una economía narrativa ejemplar, así como los hechos criminales a relatar, remarcando la impactante circunstancia de que son las primeras muertes violentas acaecidas en una comunidad históricamente tranquila. El casting no puede ser mejor, con un muy destacado Michael Stuhlbarg que se luce en la antológica caracterización del tonto del pueblo que acaba siendo peligroso, debido a un comportamiento sicótico que este hombre aparentemente inofensivo había ido gestando de forma obsesiva en la soledad de su tétrico hogar.

La tensión que dicho demente provoca activa una realización efectiva, si bien desarrollada un tanto mecánicamente a falta del ingrediente secreto de los Coen. Para llegar a la exquisitez sería necesaria el tipo de atmósfera que solamente Joel y Ethan son capaces de introducir en sus películas. Tal vez algo de nieve habría ayudado a conseguirlo.