El Alavés hace de la necesidad virtud y se impone al líder
Osasuna pagó con un resultado demasiado abultado un partido en el que no consiguió centrarse casi hasta la segunda parte.

ALAVÉS 3
OSASUNA 0
Canal+ ofreció unas imágenes ayer de los dos vestuarios en los instantes previos al partido con los últimos mensajes y gritos entre entrenadores y jugadores. Allí se vio lo que después terminó decidiendo el encuentro, que los jugadores locales estaban más motivados que los visitantes. Los del Alavés echaban humo, los de Osasuna no quedaba claro a qué se enfrentaban unos segundos más tarde, se diría que a un amistoso.
Bastaron un par de minutos para certificar que el Alavés estaba más centrado que Osasuna, quizá porque en estos casos la necesidad pesa más que la euforia y es que los blanquiazules tenían claro que un mal resultado les podía sumir en una profunda depresión, en tanto que los rojillos fiaron demasiado sus esperanzas en el viento de popa que les viene empujando en este comienzo de Liga.
Por ello, los locales salieron mordiendo arriba. No se dejaron confundir por el barullo de los aficionados navarros y apretaron todas las salidas de balón de Osasuna. Y fue precisamente esa presión la que dio lugar a la falta en las inmediaciones del área que sacó con precisión el debutante en Liga Dani Pacheco hacia la cabeza de Gaizka Toquero, que se adelantó con habilidad a los entumecidos defensas rojillos.
El Alavés vio premiada así, tempranamente, su mejor propuesta o su ambición para ganar el partido. Fueron veinte minutos iniciales en los que el equipo local bien pudo marcar de nuevo en el lanzamiento de una falta directa por parte de Pacheco, que se marchó fuera por centímetros. Si el Alavés parecía más motivado, qué decir del jugador cedido por el Betis. El andaluz mostró la calidad que atesora en cada balón que tocó y convirtió la banda izquierda en una autopista en la que los defensas de Osasuna no sabían cómo frenarle. Daban la sensación de estar superados por el excepcional ambiente que presentaba Mendizorrotza.
Tuvo que pasar casi media hora para que despertara Osasuna y eso que por falta de ruido en las gradas no sería. Adelantó un pelín sus líneas, pero más porque el Alavés aflojó sensiblemente su presión que por convicción propia. En este contexto de indecisiones llegó el primer disparo a puerta del equipo navarro. Fue a balón parado, en una falta directa lejana que Torres lanzó muy por encima del otro Pacheco albiazul, el portero Fernando. El goleador rojillo no anduvo fino, pero menos aun lo estuvo su compañero, el delantero Nino, que cumplió ayer su partido 426 en Segunda –el jugador en activo que más encuentros ha disputado– y que en esa primera parte no tocó el balón más que un par de veces, solo una menos que el también desaparecido Pucko.
Amago de recuperación
En el descanso debió de producirse una reprimenda por parte de Martín Monreal en la que reprochó a sus jugadores que no estaban rindiendo a la altura de los miles de aficionados que se desplazaron desde Nafarroa. La charla surtió efecto y los rojillos asumieron que ellos también se jugaban algo en el partido.
La verdad es que el encuentro no ganó en brillantez, pero sí en intensidad por ambas partes. La entrada al comienzo del segundo tiempo de Merino y Berenguer dio nuevos bríos a Osasuna. Así, llegó el primer aviso en forma de disparo desde fuera del área, cómo no, por parte de Roberto Torres, que blocó Pacheco con seguridad.
El mayor empuje rojillo coincidió con el paso atrás que dieron los de Bordalás, forzados por el bajón físico tras un primer tiempo muy intenso y esperanzados en que podían resolver el partido a la contra, una apuesta arriesgada ante un rival que recibe pocos goles.
Dicho y hecho, cuando más cerca parecía estar Osasuna del empate, con remate incluido de Pucko –aunque muy desviado– llegó una contra del Alavés que culminó el recién incorporado Dani Estrada con un disparo que un defensa ayudó a entrar en la portería. Era el minuto 70 y ahí se acabó el partido.
El riguroso penalti final solo sirvió para que el marcador quedara demasiado abultado y para que Osasuna bajara definitivamente los brazos.

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