La dimisión de Arantza Quiroga, tras su intento frustrado de impulsar una ponencia de Libertad y Convivencia, ha hecho aflorar las ya antes presumibles desavenencias en el seno del PP de la CAV y la consabida postura intransigente de su partido en Madrid. Significativamente, la ya expresidenta reconoció ayer que la sociedad vasca va muy por delante en materia de paz y convivencia, algo tan evidente como que su partido va muy por detrás.

Quiroga manifestó, asimismo, su confianza en que el PP sea vanguardia en la búsqueda de la convivencia, la verdad y la justicia con las víctimas. Todo un alarde de confianza tras el episodio del que ha sido triste protagonista. La actitud del PP, representada fielmente por Mariano Rajoy, consiste en no moverse ante la mínima dificultad, se rige por la máxima de que la solución a los problemas pasa, en el mejor de los casos, por no hacer absolutamente nada nuevo, ignorar los acontecimientos como si no hubieran ocurrido. Lo ilustraba con suma claridad el ministro de Interior, Jorge Fernández, ayer en el Congreso español, asegurando que en Hego Euskal Herria solo existe un proceso de «liquidación del terrorismo», contraponiéndolo a cualquier intento de diálogo resolutivo entre partidos. El problema, su problema, es que en todos los casos no puede recurrir al comodín del «terrorismo»; por ejemplo, en Catalunya, donde, sin embargo, su postura es análoga. Y el problema de la sociedad vasca, la catalana, y también la española, es que han de padecer las consecuencias del Gobierno de un partido que no está dispuesto a buscar soluciones a nada ni a permitir que las busquen los demás.

El diputado del PNV Emilio Olabarria advirtió ayer de que el PP se ha colocado en una situación «absolutamente prescindible» en materia de paz y convivencia, y se mostró dispuesto a avanzar sin él, con los demás partidos y la sociedad vasca. Si por fin el PNV se ha dado cuenta de que solo es posible avanzar con quien tiene voluntad hacerlo, cabe esperar que tanto ese partido como el PSE no pospongan el diálogo ni un solo día. La sociedad se lo agradecerá.