«El WiFi genera más radiación que las antenas de telecomunicaciones, esto es algo que debería hacernos pensar en cómo estamos introduciendo las nuevas tecnologías». Así lo advirtió ayer Ceferino Maestu, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid y especialista en Bioelectromagnetismo e Ingeniería Biomédica, que apostó por sustituir este sistema por el cableado de fibra óptica, «una mejor opción que permite una mayor velocidad de navegación».

Maestu alertó de los peligros de esta «tecnología obsoleta» en la Comisión de Educación del Parlamento de Gasteiz, donde presentó un informe sobre los niveles de radiación electromagnética registrados en el instituto de Solokoetxe, situado en el centro de Bilbo. En el documento, elaborado a petición de la AMPA del centro, se propone la retirada de una antena situada a pocos metros del colegio, ya que, en algunos casos, las radiaciones superan con creces el limite establecido en la resolución 1815 de la Comisión Europea, fijado en 0,1 microvatios por centímetro cuadrado. Cabe destacar que, en la zona exterior cubierta del instituto se han llegado ha registrar máximos de 28,93 microvatios por centímetro cuadrado.

Asimismo, el informe recomienda revisar los angulos de apertura de la antena para que ninguno de sus lóbulos de radiación puedan incidir sobre el centro de enseñanza. Y, mientras que no se resuelva la situación, aconseja que se acometan medidas de apantallamiento para reducir los efectos de la radiación sobre los estudiantes.

No van a apantallar

Precisamente ayer, el Consejo Escolar de Solokoetxe discutió la necesidad de apantallar las clases más afectadas por las emisiones y sustituir las conexiones WiFi por cables de fibra óptica, tal como reclaman las familias. Pero, según informó a GARA una integrante del AMPA, los responsables del colegio decidieron utilizar los 25.000 euros aportados por Lakua para cablear doce clases. «La partida era para apantallar y solo van a cablear una parte, es un fraude», denunció Rakel Ahedo, que, en una rueda de prensa ofrecida horas antes anunció que seguirán luchando hasta lograr que se retiren las antenas.

También compareció el portavoz de la asociación de vecinos Bihotzean, Javier Rodríguez, que censuró la actitud de las instituciones y anunció que aprovecharán la modificación del plan especial del Casco Viejo para que se declare como «elemento degradante» el edificio sobre los que se ubican las antenas. Junto a ellos estuvo Cristina Macazaga, que padece el problema de las emisiones radioeléctricas en el colegio de Ibaiondo, situado en la zona norte de Gasteiz.