Aunque sea con cuentagotas, el técnico rojiblanco, Ernesto Valverde, va recuperando futbolistas, algunos de ellos imprescindibles en campañas pasadas. Es el caso de Ander Iturraspe y Mikel Rico, que formaron el doble pivote que llevó al Athletic a conseguir el cuarto puesto hace dos ejercicios. El primero apenas ha sumado nueve minutos ligueros en la presente y el segundo, 154. Para este último, si es convocado, sería regresar al equipo que le vio explotar como jugador, lo que facilitó su fichaje por la escuadra vizcaina.

Todo un «problema» para el preparador de Viandar de la Vera «cuando tenga que hacer la lista» porque «tienes que descartar a gente», pero «si estamos todos bien, somos un equipo que puede hacer muchas cosas». Entre ellas, mantener el «nivel de juego» más reciente, que le ha llevado a ganar sus últimos cinco encuentros oficiales antes del parón.

Curiosamente, el cuadro vasco encarará ahora cuatro salidas consecutivas –Granada, Augsburgo, Vallecas y La Línea–, empezando por Los Cármenes, donde el Athletic «no suele jugar bien, a pesar de sacar resultados». «El Granada tiene un rendimiento un poco paradójico. La sensación que transmite es que a poco que se ajuste va a ir hacia arriba y su situación clasificatoria es engañosa», analizó Valverde.

El míster rojiblanco también analizó las situaciones de otros dos de sus pupilos, Muniain y Aketxe. Respecto al navarro, restó importancia a su segundo problema muscular porque «el ajuste entre el ritmo del grupo y el que tiene que coger él después de tanto tiempo de inactividad se nota. Le ha costado a todo el mundo y ahora le cuesta a él». En cuanto al bilbotarra y su escasa participación en el equipo, Valverde dejó caer la opción de que salga cedido en el mercado invernal. «Es una posibilidad que hasta Navidad no vamos a mover porque tenemos un calendario muy apretado y no sabemos cómo va a ir en cuanto a lesiones y ritmo».

Euskal Selekzioa, un «hándicap»

«La colaboración del Athletic con la selección de Euskadi está fuera de toda duda, pero este año las circunstancias han cambiado y nos viene muy a desmano. Lo veo como un hándicap importante para preparar el partido del 30. Nos condiciona mucho». Euskadi y Catalunya jugarán tres días antes en el Camp Nou.

El «Pelusa» vistió la elástica granadina

Fue un 18 de noviembre de 1987, en Los Cármenes. Ese día, Diego Armando Maradona, por entonces el mejor jugador del mundo, se enfundaba la camiseta del Granada y anotaba un gol. Es más, no un solo Maradona, sino tres, se alinearon de inicio ese día en el once nazarí. Fue un encuentro amistoso, pero ni uno solo de los 20.000 espectadores olvidará aquella fecha en que el ‘10’ argentino, que jugó de ‘9’, defendió los colores de La Alhambra.

El origen de esta anécdota se sitúa en el fichaje por parte del Granada –recién ascendido a Segunda A– de uno de los hermanos del ‘Pelusa’, Lalo, que incluyó un amistoso con presencia del astro mundial entonces cosechando éxitos en el Napoli. Diego solo puso una pega, que el encuentro no fuera contra un equipo español y el propio jugador sugirió el Malmoe sueco. Dicho y hecho. En Los Cármenes se enfrentaron Granada y su rival escandinavo, con Diego y sus hermanos Lalo y Hugo entre los locales. El amistoso acabó con 3-2 y un tanto de falta directa del mejor de ellos, que lució, además, el brazalete de capitán.

La recaudación rondó los 20 millones de pesetas –lo televisó TV3 porque TVE no lo consideró de interés–, una gran cantidad para aquella época, de los que cuatro sirvieron para pagar el caché de los suecos y otros cuatro para amortizar el séquito de los Maradona; lo malo es que, si bien las expectativas generadas en el Granada fueron muchas por el gran comienzo de liga que tuvo el equipo, al final volvió a descender a Segunda B y el proyecto resultó un fiasco del tamaño del fichaje de Lalo Maradona. Por cierto, su incorporación costó... 20 millones. Lo comido por lo servido. Joseba VIVANCO