Arnaitz GORRITI
Laboral Kutxa Baskonia

Vidorreta le da una cura de humildad

Los gasteiztarras empezaron lejos de su habitual intensidad, y tras el descansose encontraron con un Iberostar Tenerife crecido que ganó con toda justicia.

LABORAL K. BASKONIA 92

IBEROSTAR TENERIFE 98


«Si no jugamos con tensión nos convertimos en un equipo muy vulgar», ha repetido Velimir Perasovic. El Iberostar Tenerife que entrena Txus Vidorreta desnudó todas las carencias del Laboral Kutxa Baskonia, llevándose la victoria merecidamente. «Ha sido una cura de humildad», diría el técnico baskonista.

La primera mitad fue un auténtico dolor. Ambos equipos rivalizaron en errores y faltas –28 en 20 minutos–, de modo que buena parte de su producción llegó a través de los tiros libres. Solo el arranque del segundo cuarto trajo algo de luz a los de Perasovic. El Baskonia caía 12-19 al final del primer asalto y gracias a ese aumento en la intensidad logró ponerse arriba. No obstante, los de Vidorreta reaccionaban y conseguían llegar al descanso con un leve ventaja, 40-41, gracias a la aportación de Sekulic y Davin White.

33 puntos y 26 asistencias

«Nos faltó solidez. Hemos jugado nuestro peor partido», confesaría el preparador baskonista. El cuadro gasteiztarra vio cómo su rival le endosaba ¡33! puntos en el tercer cuarto, firmando un espectacular 6 de 7 en triples. «Nos hemos pasado el balón de manera fantástica», reconocería Txus Vidorreta, que celebraba su victoria 150 en la Liga ACB con una gran sonrisa, ya que los suyos repartieron además un total de 26 asistencias.

Sekulic le sacó los colores a la defensa de Bourousis; hombres como Beirán, San Miguel o White aportaban tanto en anotación como en distribución de balón. De no haber sido por la reacción de Shengelia y Darius Adams, el encuentrro hubiera llegado visto para sentencia a los diez minutos finales.

No fue así, y los de Perasovic intentaron la remontada en ese cuarto período. No obstante, el cuadro de La Laguna mantenía la renta sobre la decena casi hasta el final, con Richotti logrando zafarse al fin del marcaje de Blazic. Solo al pasar del 80-94 al 87-94, el público de Zurbano, dormido durante demasiado tiempo, parecía reaccionar.

Pero ahí estaban Abromaitis y Sekulic para impedir la voltereta. «Empezamos sin energía, pensando que el partido caería de nuestro lado. Y cuando hemos querido, ellos han jugado muy bien y no hemos podido», reconocería Perasovic. Toca aprender de esta derrota.