El barroquismo sucio y violento del «érase una vez...»

Así de entrada puede sorprender que Matteo Garrone, conocido internacionalmente por “Gomorra” (2008), se haya pasado al género fantástico. Pero viendo “Il racconto dei racconti” se comprueba que en el fondo sigue apegado a una base realista en su puesta en escena, que además se nutre de la rica tradición de los maestros del cine italiano que adaptaron fábulas antiguas de su cultura literaria, con Fellini y Pasolini a la cabeza. Por no hablar del humor absurdo de Monicelli en sus parodias medievales. Ya toca reivindicar al cuentista napolitano del siglo XVII Giambattista Basile, cuya colección de relatos “Pentamerone” Garrone defiende como la primera que se conoce en Europa, y que influyó a los posteriores hermanos Grimm, a Perrault o a Andersen.
Al inspirarse en un autor anterior a los cuentistas más conocidos, Garrone consigue desmarcarse de la estética de los cuentos de hadas impuesta por Disney en Hollywood. Su estilo resulta mucho más primitivo y descarnado, con una utilización de la violencia y el sexo de gran crudeza. Esa desnudez formal hace que la simbología subyacente quede mucho más al descubierto, yendo directamente a los temas fundamentales de la vida y la muerte en su formulación onirista de obsesiones y miedos profundos. Los ogros son verdaderamente terroríficos y las princesas frágiles seres en manos del destino. La poesía de Cocteau es sustituida en ese punto por una belleza y un bestialismo de un barroco sangriento.
Hasta el diseño de los monstruos resulta original en Garrone, y sólo sería comparable con algunas de las creaciones más deformes de Guillermo del Toro o Terry Gilliam. La presencia de criaturas extrañas, como la pulga gigante convertida en mascota palaciega, responden a una imaginería surrealista. Está presente también en la figura de la reina que muda su piel en pos de la eterna juventud.

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