Valores
Una pregunta: ¿tiene la cultura algún valor electoral? Respondo: no. Y no lo tiene porque la ciudadanía no valora la cultura como un bien propio, como algo fundamental en su vida. Y si no sucede eso es porque desde décadas se ha relegado toda noción cultural al ámbito del turismo, del costumbrismo y del entretenimiento. Da lo mismo que sea desde lo público como desde lo privado, la descapitalización cultural ha ido en aumento coincidiendo de manera sospechosa con el estrellato de la gestión cultural.
Así no es de extrañar que tras un debate electoral televisivo, un espectáculo mediático sin precedentes, la supuesta economía, la corrupción, el empleo sean los asuntos a tratar y de la cultura y la educación no se hable, se dé por supuesto que a nadie le interesa. Un síntoma más de que vamos hacia un mundo encapsulado, en donde se debe ir descubriendo cada día la sopa de ajo. El adanismo convertido en forma de existencia. La involución por ignorancia. Cercenar la memoria y el proceso histórico para encontrar en cada brote un bosque prefabricado.
Hay que valorar la cultura fuera del ámbito mercantil, debe colocarse en otro territorio para que no sea una fuente de datos, sino de sensaciones y de formación de espíritus libres, no de contables con aficiones. Sin cifras para camuflar la realidad, solo con letras para ilusionar y conformar una identidad.

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