Pablo CABEZA
BILBO

Análisis de la obra completa de Bob Dylan canción a canción

Bob Dylan iluminó la década de los sesenta de manera especial, un recorrido que comienza en enero de 1961 cuando llega a Nueva York con el objetivo de recorrer los clubes de Greewich Village y darse a conocer. «Bob Dylan. Todas sus canciones» destripa su historia.

Dylan es uno de los músicos más influyentes de la música popular del siglo XX y mantiene aún una buena posición ante las generaciones actuales, lo es como compositor, músico, poeta, cronista, cantante... o incluso intérprete de la Biblia.

«Bob Dylan. Todas sus canciones» (Blume) es un título que no engaña. En un trabajo despiadado donde Philippe Margotin y Jean-Michel Guesdon analizan 492 canciones a lo largo de casi 700 páginas y dentro de un tamaño considerable. Al peso, la báscula apunta dos kilos y medio, por lo que no parece que sea el libro ideal para leer en el autobús, tren o metro, al margen del cante. Sin embargo, en la tranquilidad de casa, absorbe y da para muchos días. Sus casi 40 euros se justifican por el excelente trabajo realizado por Margotin y Guesdon, obra única que escruta todas las canciones que Dylan ha publicado desde su álbum homónimo de 1962 y hasta “Shadows in the night”, 2015, incluyendo además, todos los temas descartados de sus álbumes de estudio.

En una revisión cronológica, los autores detallan el origen de sus melodías y sus textos, los procesos de grabación, los instrumentos utilizados y la miríada de músicos y productores que han ofrecido su contribución a la larga trayectoria del músico de Duluth, Minnesota, aunque crece en Hibbing, pequeña ciudad minera cercana a la frontera canadiense y que Dylan abandona en setiembre de 1959 para instalarse en Minneapolis, donde se matricula en la universidad de Minnesota (facultad de Bellas Artes). Pasa la mayor parte del tiempo en Dinkytown, barrio bohemio donde conoce a personas que lo guían por el camino de la literatura beat y le abren el mundo de la música folk. Dylan antes de desplazarse a Minnesota nunca había escuchado música folk, su atención se la llevaba el country & western, el rock and roll y el blues.

En 1978 declara: «El descubrimiento de Odetta [cantante folk]me abrió las puertas de la música folk. Escuche uno de sus discos en una tienda. Salí y vendí mi guitarra eléctrica y mi amplificador para comprar una guitarra acústica... Fue un momento determinante y muy personal. Me aprendí todos los temas de ese álbum. Después de Odetta siguieron otros: Josh White, Josse Fuller, The Carter Family..., pero sobre todo Woody Guthrie», quien le cautivó desde el primer instante.

Canciones

Cuando Margotin y Guesdon analizan un álbum, primero describen el entorno, después se paran en la carátula, la grabación, los datos técnicos y los instrumentos. Todo prolífico. Después se enfrentan a cada canción. Escrutan la génesis de esta y la letra, así como la realización. Todo ilustrado de manera visual (cerca de 600 fotografías diversas) y eficiente. De esas primeras grabaciones para “Bob Dylan”, los autores comentan respecto a “House of the risin’ sun”, «una canción tradicional que tres años después The Animals llevarían al número uno en Gran Bretaña. Esta balada célebre en el mundo entero tiene su origen en el tema de folclore inglés “The unfortunade rake”, fechado entre los siglos XVI-XVIII. En 1937 el folclorista Alan Lomax viaja a Middleboro, Kentucky, donde graba esta canción cantada por una adolescente de 16 años, Georgia Turner, y la titula “The rising sun blues”. Tres años antes, dos artistas de los Apalaches llamados Clarence Ashley y Gwen Foster, habían grabado una versión similar».

Seguidamente cuentan como Dylan escucha la canción a Dave Van Rock, quien le pide que no la grabe, ya que quería incluirla en su próximo elepé. Pero Dylan no tiene piedad y pasa del joven Van. Margotin y Guesdon apuntan incluso cómo Dylan se equivoca en el minuto 1,40 al tocar la cuerda grave. También repasan sus numerosas versiones.

Este punto prolijo, de bisturí, será el camino para el resto de canciones y álbumes analizados, así hasta el desmenuce de 492 títulos, donde no faltan repasos a diversos bootlegs... y participaciones en bandas sonoras.