El fabricante francés Renault está en el centro de la tormenta desde que la semana pasada se reveló que es objeto de una investigación por los servicios antifraude porque las emisiones de algunos de sus modelos en carretera son varias veces superiores a las que figuran en el manual de homologación.

Ayer, urgido por la ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal, el grupo confirmó que va a corregir un «error» en la programación de los filtros de gases contaminantes de 15.000 de sus coches Captur diésel de 110 caballos (dCi110), ensamblados en Valladolid entre la primavera y el verano pasados.

Un portavoz de Renault recordó que «se trata de corregir un error de calibración del control del motor. Es un problema conocido y ya resuelto en producción desde setiembre de 2015». Añadió que «no es un problema de contaminación», ya que sus modelos «cumplen con las normas en vigor para emisión de gases contaminantes».

El Estado francés es uno de los propietarios del grupo Renault con el 19,7% de las acciones. Los modelos Captur y Espace son los que el Ejecutivo galo ha señalado con el dedo por sus elevadas emisiones, diez veces más altas que lo permitido.

Tras una reunión con directivos de la compañía, esta se ha comprometido a mejorar sus motores, según confirmó la ministra francesa Ségolène Royal, quien indicó que el objetivo de la operación será que «el sistema de filtración funcione incluso cuando hace mucho calor» o cuando la temperatura está por debajo de los 17 grados.