Póstumo
De niño me fascinaban los matrimonios póstumos que se realizaban tras el fallecimiento de algunos de los novios. Bueno, y los que se hacían a distancia, por poderes. Recuerdo una vez que en un hospital siendo muy joven me tocó ser padrino de dos niños que estaban en peligro de morir sin ser bautizados. Vaya, tengo la memoria activada, la nostalgia que me come por los pies. Tantas horas viendo sumas aritméticas, componendas, arbitrios y declaraciones para justificar las decisiones de la mayoría de una mesa del parlamento para dar y quitar grupos, subvenciones y minutos de visualización de opciones políticas.
Lo malo de esta legislatura es que va a salir Patxi López a dar explicaciones de esos chanchullos y otros venideros de manera asidua por lo que pronto van a descubrir la mayoría de los televidentes el nivel de este presidente. Hay momentos en los que me parece que asisto a un acto póstumo de una legislatura que sin ser bautizada puede morir. O no.
Pero en cualquier caso las soluciones parecen póstumas, es decir distadas desde el más allá. ¿Mariano Rajoy ha muerto políticamente o simplemente se mantiene en la trasera leyendo la prensa deportiva hasta que se agote este momento de efervescencia parlamentaria sin parlamento? Es decir, lo que no debería ser.
El título me lo ha propiciado un error del Ministerio de Cultura español que le concedía una medalla a Iñaki Gabilondo (a título póstumo). Deben tener muchas ganas en liquidarle en el PP por su posicionamiento frente a Aznar y por mantener una postura crítica sobre la realidad actual aunque sea leve y parcial.
Pero no era para él: darle un premio o reconocimiento, nunca, ni muerto. Era para Jesús Hermida. Una cosa muy rimbombante: la Orden del Mérito Civil de Alfonso X el Sabio. ¿Lleva dotación económica?
Moreno y Lisci, dos trayectorias de menos a más en Osasuna

«Elektronika zuzenean eskaintzeko aukera izango dugu orain»

«Gizarte aldaketa handi bat» eskatu du euskararen komunitateak

ASKE TOMA EL TESTIGO DEL HATORTXU EN ATARRABIA
