El alto el fuego en Siria seguía ayer en vigor en su segundo día, pese a las acusaciones cruzadas del Gobierno y de la oposición de violaciones al cese de las hostilidades en distintas partes del país, las cuales de hecho están poniendo en peligro la distribución urgente de ayuda.

Al igual que en la primera jornada, ayer no se dieron enfrentamientos a gran escala en los principales frentes de guerra, y los pocos choques que hubo se circunscribieron a zonas muy determinadas. Aun así, Damasco informó de ataques «terroristas» en las provincias de Latakia (noroeste) y Hama (centro). Tanto el Frente al Nusra como el Estado Islámico (ISIS) están excluidos del acuerdo de alto el fuego, alcanzado por Rusia y EEUU y que aceptaron el Gobierno de Assad y la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), la principal alianza opositora.

Tras la calma relativa del sábado en el espacio aéreo sirio, aviones y helicópteros castrenses volvieron ayer a bombardear áreas en manos de la oposición en varias provincias.

Desde el Centro de Reconciliación de la base rusa de Hamimim, en Latakia, el general ruso Sergei Kuralenko anunció que han documentado algunas violaciones a la tregua. Aun así, el militar ruso afirmó que a grandes rasgos el cese de las hostilidades se está cumpliendo.