Arantxa MANTEROLA
BAIONA

Hollande y Valls, personas «non gratas» en el Salón Agrícola de París

Además de ganado extraordinario, maquinaría y productos agrícolas, el salón de la Agricultura de este año se está convirtiendo en el escaparate de la grave crisis que atraviesa el primer sector más potente de la UE. Los gobernantes que lo visitan son el blanco de sus iras.

Las autoridades gubernamentales, así como los máximos representantes de prácticamente todo el arco político, suelen acudir todos los años al salón de la Agricultura de París aun a sabiendas de que a menudo se convierte en una arena en la que tienen que lidiar con las iras y protestas del sector, muy enojado estas últimas semanas por la crisis que ganaderos y agricultores atraviesan y que consideran como «estructural».

La visita de ayer del primer ministro Manuel Valls al evento anual fue muy tensa pero bastante menos agresiva que la que tuvo que afrontar el presidente Hollande cuando lo inauguró el sábado pasado. En ella, el cabreo de los agricultores quedó meridianamente claro, ya que tuvo que aguantar gritos, silbidos, insultos como «lárgate inútil» e, incluso, algún que otro lanzamiento de proyectiles de estiércol. Además, unas horas más tarde, el stand del ministerio de Agricultura fue saqueado por unos 130 agricultores del sindicato FNSEA (mayoritario en el sector). Cinco de ellos fueron detenidos, si bien quedaron enseguida en libertad, después de que su presidente Xavier Beuilin interviniera y se excusara del comportamiento «irrespetuoso hacia la función y hacia la persona», aunque apuntó que «expresan el enfado y la desesperación» existentes.

«A pavonearse»

Las palabras entre agricultores y primer ministro reflejaron también la exasperación del primer sector. Algunos le espetaron de que van allá «a pavonearse pero no tienen ningún poder [en la UE] y mientras nosotros estamos palmándola». Valls les aseguró que el Gobierno está «a la escucha del mundo agrícola» y recordó el plan de urgencia adoptado en verano y la bajada de las cotizaciones sociales.

«Si hay que tomar más medidas, lo haremos, pero no es únicamente el Gobierno quien tiene que actuar. Apelo a todos los sectores, a los industriales, a la gran distribución, a que también se pongan en movimiento», manifestó en clara alusión a las negociaciones comerciales que mantenían estos ayer mismo en la reunión del GMS, organismo al que los agricultores acusan de «tirar los precios».

Retrasada la reforma de la ley del Trabajo

Acuciado por las presiones internas y externas, el primer ministro anunció ayer que pospondrá unas dos semanas la presentación de la ley de reforma del Código de Trabajo que, en principio, tenía previsto incluir en el orden del día del Consejo de Ministros del 9 de marzo.

Valls se reunirá la semana que viene con el conjunto de organizaciones sindicales y patronales y con los organismos sociales, pero por separado. Su intención, según aseguró, es que se reúnan después con la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, y con el de Economía, Emmanuel Macron, «para que el debate pueda restablecerse».

Si bien el anuncio del retraso ha calmado a algunos sindicatos (CFDT), otros agentes sociales y políticos (FG, PC) siguen exigiendo la retirada pura y simple de la ley. Los críticos del PS también requieren una «reescritura profunda». En general, la oposición a la reforma, muy en particular la plasmada en la red –ciber-movilización–, apela a «mantener la presión, porque el gobierno intenta ganar tiempo para evitar una movilización ciudadana inédita».A.M.