M.I.
AGENTE CONTRAINTELIGENTE

Baron Cohen se refugia en la comedia de espías

Ahora que ya tiene una edad y es padre de familia, Sacha Baron Cohen ya no quiere ir de provocador por la vida, cansado de sufrir amenazas e insultos. Ha decidido ir reciclando su humor irreverente y faltón en otros géneros más convencionales, y por eso se pasa a la prototípica comedia de espionaje, a la que imprime su particular toque deliberadamente procaz y de mal gusto. Porsupuesto que canalizado a través de una de sus habituales catacterizaciones barriobajeras, en este caso la de un descerebrado y malhablado hooligan seguidor de la selección inglesa de fútbol. Para formar pareja cómica de tipologías opuestas o antitéticas se ha juntado con Mark Strong, que sí es un actor de cine de acción, y se encarga de hacer el papel serio. En la ficción son dos hermanos que no se conocen entre si, hasta que accidentalmente el destino les reúne, descubriendo que el hermano perdido había sido adoptado por otra familia y se ha convertido en un agente secreto del MI6. A partir de ese momento el torpe amenazará el buen resultado de las misiones encomendadas al experto, si bien ambos tienen a una enemiga común en la villana de la función encarnada por Penélope Cruz. Dirige Louis Leterrier, que parecía ya afincado en Hollywood con “Ahora me ves...” (2013).