Miles de manifestantes marcharon ayer en Brasil para expresar su apoyo al Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y al exmandatario y ministro –o no– Luiz Inácio Lula da Silva, cuya presencia se esperaba en Sao Paulo. La movilización se celebró en medio de la pugna judicial que ha anulado cautelarmente dos veces y revocado otras dos –al cierre de esta edición– su nombramiento como titular de la cartera de la Presidencia.

Cinco días después de una multitudinaria protesta antigubernamental, el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), la Central Única de Trabajadores (CUT) y diversas organizaciones sociales convocaron ayer a sus desmovilizadas bases a levantar la cabeza para resistir a la embestida política y judicial contra Rousseff y Da Silva y «en defensa de la democracia, de los derechos de la clase trabajadora y contra el golpe», en referencia al proceso de destitución que la oposición quiere abrir en el Congreso contra la presidenta.

Juicio político

Precisamente ayer, la Cámara de Diputados realizó la primera sesión de las 15 previstas para que una comisión especial recomiende la apertura o el archivado de un pedido de juicio político de destitución contra Rousseff. El presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, quiere acelerar este paso del proceso, para que se complete en un plazo de un mes.

Rousseff, del Partido de los Trabajadores, fue acusada por un grupo de juristas apoyados por la oposición de haber aumentado gastos sin permiso del Congreso y de tapar agujeros del presupuesto con préstamos de bancos estatales en 2014, el año de su reelección, y a inicios de 2015.