Ugaitz Elizaran Aguilar
En nombre de los encausados en el sumario 8/2013
KOLABORAZIOA

La vida de las vascas también importa

Construyen muros cada vez mayores en nombre de los europeos. Vienen llamando a nuestra puerta invadidos por el miedo y el frío, huyendo de la muerte. Muchos de nosotros mandamos botas, aparatos para transportar niños, mantas, alimentos. Otros acuden a ayudarlos rescatándolos del mar o para repartir y preparar alimentos. ¿Por qué? Porque nos importan las vidas de los que necesitan huir. Sirios, iraquís o de donde sean. Por encima de los que construyen muros en nuestro nombre. Porque los que tienen hambre también nos importan.

En EEUU y en otros muchos sitios los negros conocen la cárcel por lo oscuro de su piel. Como si las balas de los policías y la violencia importaran menos en su caso. Como si hubieran nacido para sufrir o como si el dolor fuera menor en su piel. Pero sus vidas también importan. «Black lives matter». Les importan a los negros y a otros muchos que no lo son.

Porque la conculcación de derechos no es problema sólo de quien la sufre. Son derechos que nos corresponden a todos y todas y que se han conseguido o materializado con mucho esfuerzo. Pero desde el momento que dejan de ser de todos pasa a ser una responsabilidad colectiva. Porque no podemos pensar que alguien hará por nosotros lo que hoy no hemos defendido nosotros.

Ocurre lo mismo cuando sufrimos la violencia por el mero hecho de ser mujeres. Porque es un problema, una responsabilidad de todos. Mirar desde la barrera no está justificado ni es aceptable. Porque sea consciente o no, el que mira desde la barrera pasa al lado del opresor. Por eso sería un error decir que «ha llegado el momento»; siempre ha sido el momento.

La vida de los palestinos también tiene un valor, incalculable. Por encima de quienes los oprimen como pueblo. Y también importan las vidas de nuestros hermanos y hermanas kurdas bombardeadas. Por supuesto que importan. Como las de las personas que vienen desde África y se ahogan en el fondo del Mediterráneo tratando de alcanzar tierras andaluzas. Lo que hacemos cada uno de nosotros desde nuestra posición tiene un valor y con el tiempo da sus frutos.

A partir del 17 de mayo otros nueve ciudadanos y ciudadanas vascas van a ser juzgadas en la Audiencia Nacional. Y no podemos decir que ha llegado el momento de gritar «¡vale ya!». Hace mucho que fue el momento de hacerlo. Queremos decir alto y claro que no estamos dispuestos a ser «un caso más». Que es inaceptable tanto lo que nos han hecho como lo que nos quieren hacer ahora. Que no podemos quedarnos de brazos cruzados por muy graves que sean las situaciones que padecen otros miles de ciudadanos. Es responsabilidad de todos y todas. Los que asumimos el principio básico de que la vida de los vascos importa, nos responsabilizamos de la situación. «Basque lives matter».

Tenemos que decir que por suerte somos muchos los que asumimos con responsabilidad la situación. Y lo agradecemos en lo que nos atañe. Quizá algún día hablemos con nuestros hijos sobre la situación de hoy en día, una vez ya superada esta. Hablaremos sobre las responsabilidades asumidas, sobre el papel que ha jugado cada uno de nosotros. Por eso, como lo ha sido hasta ahora, es el momento.

Porque todos sabemos que en las noches vascas sombras siniestras se han dedicado a echar puertas abajo. Que la tortura ha existido. Como sabemos que siguen vigentes leyes de excepción, que la lotería asesina de la dispersión continúa un fin de semana sí y otro también y que siguen apretando el cuello de los presos por medio del aislamiento.

No vamos a dar lástima, ni pena. Tampoco vamos de héroes. No es poco lo que nos han hecho hasta ahora. Pero no es nuestro objetivo ni echarlo en cara a nadie ni tampoco desahogarnos. Querríamos ayudar a dar otro paso, realizar una aportación. Seguir creando condiciones para que los vascos podamos al fin dormir tranquilos. Sin miedo a que nos despierte el derribo de nuestra puerta. Sin miedo a mirar atrás para comprobar si alguien nos sigue; sin miedo a tropezarnos con un control. No nos presentamos como víctimas. No vamos a representar en su teatro el papel que nos quieren encajar. Denunciaremos nuestra situación en cada oportunidad que tengamos pero no somos víctimas. Estamos aquí y estamos vivos. Somos supervivientes. Supervivientes de lo que nuestro pueblo y también nosotros personalmente hemos padecido. Y por eso es nuestro objetivo hacer imposible que esto vuelva a ocurrir. Seguir incidiendo en las condiciones.

Sabemos de lo que son capaces. Ahora mejor que antes. Pero nosotros no somos como ellos. Actuaremos con responsabilidad, para que a nadie le ocurra lo que a nosotros. Por eso diremos alto y claro frente a los que nos quieren condenar: no podréis seguir oprimiendo nuestras vidas como si nada. Seremos libres. Porque si ante la conculcación de unos derechos que son de todos nos hemos sentido negros, mujeres, hambrientos, refugiados, palestinos, kurdos… también podemos sentirnos vascos. Porque cada vez somos más los vascos en el mundo y porque aquí también hemos comenzado a responsabilizarnos. Más que nunca.

Sí, haciendo nuestras las palabras de Evaristo «somos los nietos de los que perdieron la guerra civil». Pero estamos aquí, y a pesar de todo, no podréis anularnos. Vamos a gritar bien alto lo dicho hasta ahora: Basque lives matter!