DE SOñAR DESPIERTOS CON THE WHO A LUCHAR JUNTO A REFUSED
HUBO LLUVIA EN LA SEGUNDA JORNADA DEL ARF, PERO FUE DE VIBRACIONES POSITIVAS. DESDE COBRA A REFUSED, PASANDO POR 091, THE SCIENTISTS, FIELDS OF THE NEPHILIM Y, EN ESPECIAL, THE WHO, EL SÁBADO LEVANTÓ LOS BRAZOS Y CELEBRÓ CON VITALIDAD LA FIESTA DEL ROCK N’ ROLL.

Vaya por delante que nunca he sido partidario de vivir la nostalgia de otros. Básicamente porque han sido esos otros los que repetidamente han atacado a los referentes generacionales de los míos. Pero a todos esos inquisidores generacionales se les escapaba una cosa. Nuestros ídolos respetaban las bases de eso que se llamaba rock n' roll y que de una forma o de otra siempre nos dio la vida.
Así, nosotros, yo, he aprendido que hay que ir a los originales para entender nuestros pasos actuales. Saber que venimos de un riff del blues del delta del Mississippi de la misma forma que venimos de una caverna de Liverpool, del hierro de Birmingham o del nihilismo de las cloacas de Londres.
Y bien, el sábado por la noche gracias a The Who viví, gustoso, la nostalgia ajena. Viví su sonrisa y su felicidad como si fuera la mía. Respiré su aire como si rozase los 50 o los 60 pese a que ni siquiera roce los 40. Pasee por las calles de Brighton, Vespa en mano, con el aire y la libertad rompiendo en mi cara. Sentí en mis carnes que la puta celebración del rock and roll es una de las pocas cosas que nos hace libres ante esa cárcel que constriñe nuestra existencia y limita nuestra vida. Ese cruel día a día empeñado en arrebatarnos la inocencia y la felicidad. Pues bien, mientras tengamos a The Who, o a 091, o Refused, nunca nos faltará felicidad y amplias sonrisas de oreja a oreja.
Una pena que ese rock vital se nos escape entre los dedos de las manos de la misma forma que se nos escapa el tiempo que nos acerca a la muerte. De la misma forma que la muerte nos ira arrebatando las cosas que más queremos. Ya sea en forma de Kilmisters, Bowies, Weilands, Buckleys o Staleys. Algún día tendremos que decir agur a Roger Daltrey o a Pete Townshend como dijimos agur a Entwistle o a Keith Moon. Mientras tanto, sus conciertos seguirán siendo una pequeña oda a las cosas bien hechas, hechas a conciencia, con mucho amor.
Flotando, con el sueño hippy recorriendo nuestras venas, corrimos a chocarnos con el muro sónico de Refused. Lucha social, puño en alto y respeto. Hardcore, metal y punk cargado de conciencia política. Como si Negu Gorriak no se hubiesen ido nunca. Como si Fermin no se hubiese empeñado en dejarnos solos.
Dando las gracias a los bilbainos Cobra por estar siempre ahí, pese a que Last Tour International nunca se atreva a poner a nuestras bandas a horarios más bondadosos.
El ARF 2016 es ya historia con un viernes triste y un sábado excelso. Ya hay fechas y entradas para el año que viene. Ahora solo falta que el ritmo comunicativo del festival tome las riendas de una vez por todas y marque los tiempos con algo de sentido común

El Patronato del Guggenheim abandona el proyecto de Urdaibai

El PP amenaza con el exterminio político a EH Bildu y sin tener turno de palabra

El exalcalde de Hondarribia fichó por una empresa ligada a Zaldunborda

«Tienen más poder algunos mandos de la Ertzaintza que el propio Departamento»
