Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Antes de ti»

La idea del sacrificio como máxima prueba de amor

Si me preguntaran por las razones que hay detrás de la persistencia inalterable del drama romántico, en ningún caso lo relacionaría con una involución en las conquistas sociales de la mujer, ni mucho menos, sino más bien con que se trata de un género maniqueo, y la manipulación es un signo de nuestro tiempo, empezando por la de los sentimientos. “Me Before You” lo tiene todo, porque la autora de la novela original, la británica Jojo Moyes, es muy consciente de los convencionalismos que maneja, y es que no faltan ni los de clase. Está la chica trabajadora que se enamora del rico heredero, con un sinfín de dilemas morales de por medio debido a que el en teoría privilegiado varón sufre más que ningún otro mortal, al ser como un bello príncipe atrapado en una jaula de oro, por culpa de un trágico accidente que le postró en una silla de ruedas.

Por muchas paradojas existenciales que plantee “Me Before You”, en el fondo no ofrece nada nuevo con respecto al clásico por excelencia de la temática del sacrificio como máxima prueba de amor, “Love Story” (1970). Qué más da que para activar el resorte lacrimógeno utilice la controversia de la eutanasia, porque al fin y al cabo se trata de hablar de sufrimiento humano, siempre bajo un prisma romántico y superficial. El amor de la pareja se supone que es lo inmensamente grande como para que ella entienda que él no quiera seguir viviendo en su condición de tetrapléjico.

Todo eso es paja, ya que el grano de las historias de amor cinematográficas está en la química existente entre la pareja estelar, y entre Emilia Clarke y Sam Claflin no la hay. La actriz está mucho más creíble que el actor, tal vez porque la inmovilidad física le hace estar a él demasiado rígido en todos los sentidos, mientras que ella es la alegría de la huerta. Tanto es así que recuerda en su jovialidad a la Sally Hawkins de “Happy” (2008), la más optimista de todas las películas de Mike Leigh.