Chris Froome aprovechó ayer la crono de 37,5 kilómetros entre Bourg-Saint-Andéol y La Caverne de Pont-d'Arc para dejar casi sentenciada la victoria final en el Tour al aventajar a Bauke Mollema, segundo en la general, a 1:47 y al que partía como principal rival, Nairo Quintana, a 2:59.

El inglés solo fue superado en la crono por el holandés del Giant Tom Dumoulin, que logró su segunda victoria en este Tour tras la de Andorra Arcalis tras aventajar en más de un minuto a Froome. Movistar colocó a Nelson Oliveira tercero en la crono y a Ion Izagirre octavo, pero su líder Nairo Quintana no pudo limitar su desventaja con respecto al líder del Tour, con el que perdió más de dos minutos.

El colombiano no salió bien, perdió 33 segundos con Froome en unos primeros siete kilómetros en subida que parecían favorables para él, pero acabó mejor que casi todos sus rivales en la subida final. En los últimos nueve kilómetros Quintana fue capaz de sacar 14 segundos a Yates, 26 a Valverde, 28 a Porte y 36 a Van Garderen. Los cinco acabaron bastante igualados en la crono, en un margen de veinte segundos, y solo Froome, especialmente, y Mollema marcaron diferencias importantes.

Dumoulin, muy superior

La crono resultó exigente porque a los tramos de subida en la parte inicial y en la final se sumó el viento que ha castigado a los ciclistas en los últimos días. En ese escenario Tom Dumoulin fue el mejor desde la subida inicial, donde demostró que su victoria en la etapa reina pirenaica en Arcalis no fue una casualidad y que llega muy bien a su gran objetivo, la crono olímpica.

Sacó 10 segundos a Porte y 17 a Froome en los siete kilómetros iniciales de subida y, a partir de ahí, incrementó su ventaja de manera progresiva. El corredor de Tasmania fue la mayor decepción de la crono y fue de más a menos. Se esperaba tras su buen arranque que recuperara el tiempo perdido en la primera semana por su inoportuno pinchazo y fue superado por casi todos sus rivales sin aprovechar la etapa más propicia para él.

La crono se disputó tras la decisión del Tour de seguir adelante con ella a pesar de la matanza de Niza, aunque se cambiaron los actos del podio habituales y todos los líderes y Dumoulin comparecieron juntos para guardar un minuto de silencio tras la etapa. También se guardó otro antes de su inicio.

La etapa, como se esperaba, marcó más diferencias que todas las disputadas hasta ahora juntas y tuvo tres bajas. A la ya esperada de Simon Gerrans, que acabó la etapa del Ventoux con la clavícula rota, se sumó ayer la ausencia en la salida de Thibaut Pinot por una bronquitis y el abandono de Edward Theuns tras sufrir una caída en la crono.

La etapa de hoy entre Montélimar y Villars-les-Dombes Parc des Oiseaux tendrá 208 kilómetros y tres cotas de Cuarta y es propicia para un sprint.

La crono y el viento restan emoción a la carrera

La sensación que dejó la crono de ayer es que el Tour está casi sentenciado porque Nariño Quintana, que partía como principal rival de Froome, queda a 2:59 del líder, aunque también el año pasado estaba a 3:09 del inglés tras la primera etapa pirenaica con final en La Pierre de Saint Martin y acabó a 1:12 tras superarle en los Alpes.

Quedan ocho etapas, cinco en los Alpes, donde Nairo Quintana ha estado mejor que Froome en sus dos duelos anteriores, y en el ciclismo todo puede pasar, pero parece que la carrera está más que encarrilada. No solo por la superioridad del inglés en todos los terrenos sobre sus rivales –ha sido el mejor en las subidas, en las bajadas, en las etapas de viento y en la crono–, además tiene el mejor equipo posible para controlar la carrera. Y cuando hay un rival tan superior y está tan difícil la victoria, los demás piensan más en ocupar las otras dos posiciones de podio que en atacar al primero. La crono y el viento de estos días han restado emoción a la carrera. J.I.