Pablo CABEZA
BILBO

Altxatu gira hacia el rock en «Hegalen indarraz aitzina»

Que en un pueblo pequeño como Irunberri surja un grupo no es una noticia singular, pero lo que sí resulta llamativo es que sus componentes ronden los 11 años, como Altxatu. Seis años después el sello GOR lanza su tercer disco, «Hegalen indarraz aitzina», un álbum intenso, rockero y remodelado sin traumas y con la lógica de una evolución natural y coherente.

Inevitablemente el debut discográfico de Altxatu en 2013 llamó la atención por la juventud de sus componentes, pero asimilada la edad, quedaba un buen debut teniendo en cuenta esos 14 años de media, edad con la que graban “Altxatu”. Continuando con su precocidad, en menos de dos años Ibai Osinaga, Julen Abaurrea e Iker Ariz graban “Hitza”, todavía influido por el punk de base y el jarkore melódico.

Altxatu no llega a la música con la típica historia de unos chavales que no saben qué es un Do o un Re y que se reparten los instrumentos a sorteo una aburrida tarde de sábado. No, los chicos tienen sus pequeños o grandes estudios, por lo que todo resulta más sencillo de encajar, pero no fácil.

Han crecido, hasta es posible que en centímetros. Han transcurrido seis años desde su primera actuación casi familiar y el trío se abre estilísticamente en “Hegalen indarraz aitzina” porque la inquietud –conjetura– es parte de la dinámica de quien es curioso, de quien ambiciona conocimiento. El punk y el jarkore continúan presentes (no hay ninguna razón para que no les acompañen toda la vida), pero las canciones toman una nueva conciencia, con menos condicionantes, con más ganas expresivas, simplemente es el rock. Crecen como músicos y como personas, que sus letras y la conversación alrededor de este disco muestran a un grupo maduramente joven. Evolución y/o perfeccionamiento musical.

“Berriro” es uno de los buenos ejemplos, y con cierto toque Jam. «Teníamos claro –explica Ibai Osinaga– que íbamos a hacer lo que nos diera la gana, y como nos diera la gana. Hemos huido un poco del punk clásico y nos hemos metido en caminos más alternativos. Esto proviene de la escucha de nuevos grupos que hemos ido conociendo, como podrían ser Willis Drummond o The Hives,  Cloud Nothings o Mando Diao. Nos ha salido como algo natural, y quitándonos las vergüenzas hemos sacado nuestro lado más duro o cañero, pero también el popero como con “Berriro”. Sí que es un tema que podría recordarnos a The Jam (que por cierto me molan mucho), pero también nos han dicho que tiene algo de The Cure, así que de todo puede ser. Ya de paso, estad atentos a esta canción».

Y también a la curiosa versión que han realizado de “Ez dut nahi”, del recordado Julen Lekuona. «La verdad es que no la conocíamos [lógico y normal]. Cuando Marino [Goñi]estaba empezando con el documental que está a punto de estrenar sobre el rock de los 60 en Navarra, nos comentó que no había videos de la época, y que a ver si podíamos disfrazarnos y hacer un par de temas en directo para el documental. Nos pasó una larga lista para que eligiéramos dos canciones, y entre ellas estaba ‘Ez dut nahi’. Me pareció increíble el original a capella. Me gustó tanto que no la seleccionamos para el documental, sino que nos la guardamos para versionarla nosotros como Altxatu. Como bien dices, la letra no ha perdido vigencia, y podría ser tranquilamente una letra compuesta este mismo año. Por eso me parece interesante haberla metido en el disco. De ahora en adelante, cuando la escuchemos en kantaldis ya sabremos cantarla, jajaja», describe Osinaga.

Hace unos días que el documental de Marino Goñi consiguió la financiación precisa mediante micromecenazgos.

“Hegalen indarraz aitzina” es una de las mejores canciones del álbum, también toma un aire rockero sin más acotación que practicar las libertades creativas de un álbum que precisa más atención que los trabajos previos.

«Algo está cambiando sin ninguna duda. Hemos crecido hasta cumplir la mayoría de edad y las canciones y el grupo también ha crecido y madurado. Ya no queremos ser los jovencikos de Lumbier, sino que queremos que la gente nos vea como un grupo de rock que cree en lo que hace y que tiene mucho que decir. Con esta reivindicación hemos creado temas nuevos de mayor complejidad, tanto musical como en letras. Es cierto que igual hacen falta un par de escuchas para que te guste el disco. Pero también lo buscamos, que la gente se pare a escuchar el disco y que le vaya cogiendo cariño y gusto».

Riesgo y arrojo por conciencia, sin apalancamientos complacientes. «Somos unos valientes sin ninguna duda. Éramos los críos majikos de Irunberri, pero eso ya se ha quedado atrás, aunque a más de uno le seguiremos pareciendo unos críos, que aún lo somos, pero maduros. No sabíamos muy bien lo que hacíamos y tampoco nos imaginábamos que esto llegaría hasta donde estamos. El madurar lo busca uno mismo, creo yo [Osinaga]. Utilizo mucho twitter, leo diferentes periódicos en internet, me intereso por lo que pasa. El problema que tienen la mayoría de jóvenes de nuestra edad es que no les interesa todo eso, lo fácil es estar en la bajera y salir de juerga. Yo también hago eso de vez en cuando, pero interesándote por lo que te rodea maduras como persona, y el resultado son estas nuevas letras».

Ibai Osinaga cuenta con estudios de tuba, y en este tercer disco ha tocado un oportuno arreglo: «Me gusta el ska y ese rollo, pero no quiero entrar en ese bucle de grupos que están ahora de moda, que me resulta un poco artificial. Decidí meter un bombardino por tener algo curioso y, de paso, reivindicar un poco que no solo en el ska y la patxanga hay sitio para los metales, aunque que quede claro: bajo, guitarra y batería».