Haritz LARRAÑAGA ALTUNA
CRÍTICA

Otra pieza en el puzzle del relato

Ahora que está encima de la mesa el debate de los relatos, hay quienes quieren imponer su visión de lo ocurrido a su manera y hay quien entiende que puede haber muchas y diversas sensibilidades, diversas maneras de ver y entender lo ocurrido en este país durante las últimas décadas. En esos relatos se recopilan sucesos violentos que conmocionan a sectores diferentes de la ciudadanía dependiendo del tipo de acción, los responsables de dichas acciones y sus víctimas.

Se habla sobre todo de las víctimas generadas por ETA, en menor grado de las víctimas generadas por las fuerzas y cuerpos del Estado, y se pasan por alto otros tipos de violencia que han generado y siguen generando dolor y víctimas. Este último grupo lo componen aquellos que si fueran reconocidos dejarían al descubierto al Estado y su violencia. Se pondría en evidencia a las fuerzas y cuerpos del Estado que han actuado con total impunidad y que han demostrado que «algunos saben aunar el interés contrainsurgente con el afán de lucro».

“A los pies del caballo” es un trabajo que recopila gran cantidad de datos y argumentos frente a quienes quieren negar la utilización de la heroína como arma de Estado. También es un intento de sacar del olvido a tantos y tantas que murieron en los ochenta a causa del caballo y, sobre todo, un deseo de que se vuelva a abrir el debate en torno a la implicación estatal en “la epidemia” para que se puedan cerrar, de una vez por todas, las heridas de toda una generación.

En este libro encontrará el lector abundante información, análisis exhaustivos desde prismas y ángulos dispares, vivencias personales y también información novedosa sobre el tema. Es un trabajo de investigación y recopilación de datos en el que confluyen vivencias personales con datos oficiales, creencias con evidencias y sospechas con certezas.

Arriola analiza rigurosamente todas las evidencias que implican al Estado español y sus diversos estamentos con las redes de narcotráfico en Euskal Herria y nos recuerda hechos sonados como el pago con heroína a los asesinos de Santi Brouard, las confesiones del narcotraficante ÇiÇek o el “desaparecido” informe del exfiscal jefe de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa Luis Navajas.

También hay datos novedosos como la denuncia interpuesta por la Policía Municipal de Arrasate a principios de los ochenta en los juzgados de Bergara tras una investigación ordenada por el entonces alcalde del municipio, José Antonio Ardanza, lehendakari de la Comunidad Autónoma Vasca entre los años 1985-1999.

Ardanza ordenó a Jose Luis Etxeberria, “Porru”, jefe de la Policía Municipal, investigar y recoger información sobre el tráfico de droga en el pueblo. Municipales vestidos de paisano hicieron seguimientos a varios coches, con matriculas falsas, que les llevaron a dos cuarteles de la Guardia Civil: el de Intxaurrondo en Donostia y el de La Salve en Bilbo. Lo denunciaron ante varios jueces del juzgado de Bergara, pero no se llegó a nada porque no hubo voluntad de investigar ni de que saliera a la luz.

El libro comienza haciendo un repaso de las experiencias contrainsurgentes con diversas sustancias en diferentes puntos del planeta, pasa por Euskal Herria y acaba en Elgoibar. Especialmente dura es esta última parte en la que Arriola cuenta en primera persona como vivió la década de los ochenta en su pueblo natal.

El autor del libro confiesa que ha llorado reviviendo aquella época y recordando a tantas amigas y amigos que perdieron la vida y añade que desea «que este libro contribuya a que todas y todos reflexionemos sobre lo que ocurrió en nuestro pueblo y ayude a cerrar heridas». Sin duda, Arriola añade con su trabajo, una pieza más en ese gran puzzle de los relatos.