Raimundo Fitero
DE REOJO

El Sistema

Pues sí, lo disfruté entero, todo el concierto de la filarmónica de Viena. Todo. Magnífica realización. Hasta la locución de TVE se sabe colocar en su sitio y aportar los datos adecuados para que sea además de un acto cultural didáctico, un entretenimiento sublime, encantador, de esas cosas que relacionan el arte con lo masivo, lo popular. En el interior del asunto es un acto social con unas plateas llenas de personalidades de todos los estamentos. Las entradas para este concierto tienen un precio desorbitado, pero es un lujo que se pueden permiten unos pocos pero que este invento de la televisión hace que lo podamos ver y escuchar decenas de millones de telespectadores  por todo el mundo. El director de este año, Gustavo Dudamel, es fruto de una acción social, cultural  y musical venezolana, a partir de la iniciativa visionaria del músico José Antonio Abreu, que creó en 1975 El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela  y que vino a ser un programa para crear orquestas de niños y jóvenes por todos los lugares de Venezuela. En cualquier barrio, pueblito alejado, los niños y  jóvenes, se relacionan con la música, con instrumentos musicales, con profesorado y de ahí se forman orquestas, y de cada orquesta de uno de esos núcleos se van creando otras orquestas regionales y así hasta llegar a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar que dirige Dudamel, una maravillosa orquesta de jóvenes talentos que conmociona al mundo.

En el corazón vienés, en un lugar mítico la Filarmónica, un joven director de treinta y cinco años nos ha alegrado el primer día de este año nuevo. Es una gran noticia. Es un logro. El triunfo del talento pero sobre todo de la acción institucional y la decisión política de hacer llegar la música clásica a todos los ciudadanos. Ejemplar.