Iñaki ZARATIEGI
MÚSICA

El hombre tranquilo

Dedica Ruper Ordorika su 15º álbum al Guria, taberna de su pueblo Oñati, y lo presentó el día de Reyes en un Victoria Eugenia lleno. No pudo haber en el elegante teatro trasiego de gente a la barra ni ambiente de fondo como en el bar del disco. No se degustaron vaso en mano los folkies aires tabernarios de “Munduko ostatuetan”, del poeta de origen beat Gary Snyder, que Ruper cantó con delicada nostalgia: «Bebiendo para olvidar el dolor del trabajo de destruir el mundo».

Pero lo que pudo faltar de ambiente festivo entre elegantes butacas lo ganó la pulcritud sonora y de luces del maestro y colegas (Arkaitz Miner, guitarra, mandolina, violí; Fernando Neira, bajo, contrabajo y Hasier Oleaga, batería), dedicados a reproducir fielmente la excelsa paleta de sonoridades de unas canciones grabadas una vez más en Nueva York.

Sonó casi entero “Guria ostatuan” (9 títulos de los 20 del recital), con 5 novedades del disco abriendo boca: “Ireki atea”, “Kontserba fabrikaren aurrean”, “Atzo, gaur edo bihar” y el poema americano. Durante el resto de la noche se escuchó la desoladora “Mare nostrum”, “Aingeru guardakoa”, “Ahots urrunak” y la tentadora “Hamar negu”. Rock emotivo, de influencias soul o en tintineante clave country para líricas melancólicas, a veces de raíz muy dylaniana. Hubo tragedia en “Martin Larrarte” o viejos recuerdos (“Herdoilarena”, “Fas fatum”) y agur final con el vital vals “Done ezer ez da ezinezko”. Citemos a Snyder: “Stay together, learn the flowers, go light”.