Tras el cierre de la discográfica Metak en 2006, músicos de Lisabö, Inoren Ero Ni, Hotel y Anari se reúnen en casa de Ramón Zabalegi, diseñador de muchas de las portadas del catálogo de la discográfica. Son tertulias de sobremesa con el ánimo de que no se paralice la autogestión ni el camino para sonidos que no encuentran acomodo en las discográficas de perfil musical más amplio o estándar, aunque todo en Euskal Herria tenga un amplio margen de riesgo. Se suceden las comidas, no exentas de ánimo, hasta que una tarde nace bIDEhUTS, un logo ideado por Karlos Osinaga, Lisabö.

El primer proyecto debía ser un single en vinilo compartido entre Inoren Ero Ni y Lisabö para luego dar pie a referencias únicas. Devienen más sobremesas, quizá también porque estas son entusiastas o porque en casa de Zabalegi el papeo y el trago son un aliciente. Finalmente se produce un cambio en el orden y es Lisabö con “Ezlekuak” quien inaugura el sello.

El debut es abrumador y marca con profunda huella cuál es y será el espíritu de la discográfica. «Desde entonces hemos ido dando pasos en una única dirección: hacia delante. Grabando nuestros discos, publicándolos, difundiéndolos y en el caso de lograr beneficios invertirlos en el siguiente proyecto. Hoy en día se han unido más nombres al bloque original, pero no es nuestra intención convertirnos en una discográfica al uso. Aquellos que se han sumado al proyecto no han firmado con Bidehuts. En realidad, nadie firma con nadie. A todo el mundo le tocará participar en más de una labor, quizá en experiencias que no conozca. No tendrá ciertas estructuras a su servicio. Pero somos nosotros, haciendo nuestros propios discos, gestionándolos, grabándolos, difundiéndolos», explica Jabier Manterola, miembro de Lisabö, formación que sigue en pausa, y de Amodio. Y reciente aita por segunda vez.

Bidehuts está de aniversario y es esperanzador que así sea, ya que un repaso a su catálogo redimensiona la vida y el poso de la creación vasca. Nombres y títulos son parte de un tipo de música sin convenciones y que de tenerlas, no son marcianos, toman una vereda no pisada, una derivada musical dinámica y refulgente. Puro entusiasmo y espléndidos recuerdos tanto por escuchas como por directos arrebatadores.

Esan Ozenki-Metak cabe entender que son parte de los antecedentes idearios de Bidehuts.

Es cierto que todo se puso en marcha tras la desaparición de Metak. Nosotros en Lisabö ya habíamos pensado en la posibilidad de volver a la autoproducción, pero nuestra complicidad con Anari e Inoren provocó que fuéramos de la mano de una forma natural tras el cierre de Metak. Nuestra inquietud era y sigue siendo muy parecida. Nuestra ilusión sigue muy alta y aunque con el tiempo surgen dificultades, nuestro amor por lo que hacemos, nuestra amistad, cariño y admiración mutua siempre consiguen que sigamos sin mirar hacia atrás, añadiendo nuevas sensibilidades y sonoridades. De hecho, somos una verdadera familia, con sus silencios, sus distancias, sus alegrías... Compartimos mucho más que la música y eso ayuda a que este proyecto perdure. Han pasado diez años, y espero que pasen muchos más.

Metak muestra otro tipo de relacionarse, de planteamiento...

Nos enseñó lo que es trabajar con honestidad. Siempre estaremos agradecidos a su trabajo. En parte, somos lo que somos gracias a ellos. Luego siempre existen motivaciones en la distancia como Dischord, Touch and Go, K Records, BCore... gente que admiras por su trabajo y que te contagia ilusión. La autogestión es ante todo una vía ilusionante para hacer cosas, controlas todo el proceso con sus pros y sus contras. Las alegrías son muy grandes, solo respondes ante ti mismo y la imagen que trasladas al exterior es totalmente tuya. No está mediatizada por nada ni por nadie ajeno, y eso es muy bello. A nosotros la autogestión nos aporta mucha ilusión además de trabajo, y mientras las dosis de esta sean altas, esto merecerá la pena.

¿Existe un equipo gestor, trazador de líneas?

Nos reunimos periódicamente, tomamos las decisiones en conjunto. A veces es costoso entre tanta gente y en ciertos momentos cuesta avanzar, pero lo que elegimos y los pasos que damos son firmes. Nos repartimos las funciones y eso facilita la toma de decisiones, lo agiliza, al igual que en cualquier otro tipo de asociación. No diferimos mucho de cualquier otro tipo de grupo, lo que pasa es que nosotros tratamos con música que es lo que nos llena.

Bidehuts cuenta con una marca de agua, algo en común aunque sea vaporoso, pero que no falte la iniciativa, la personalidad.

La principal razón es que en muchos proyectos coincidimos la misma gente y eso al final puede darle un sello común. Lo claro es que optamos por un tipo de música que, sin pretender serlo, es menos comercial. No somos un sello al uso. No estamos abiertos prácticamente a otras propuestas, a no ser que haya una especie de unanimidad inconsciente entre nosotros. Los proyectos nuevos que han ido entrando a lo largo de nuestra historia han sido generalmente de gente del entorno, de la familia, y luego apuestas como Gora Japon, Joseba Irazoki o Audience, que nos encantaban a todos.

¿Qué sensación tiene al revisar un catálogo con nombres tan incisivos como Lisabö, Anari, Audience, Inoren Ero Ni, Mursego, Willis Drummond, Ekiza, Sacco, Nire, Gora Japon, Joseba Irazoki, Jupiter Jon, Xabier Montoia...

Aunque suene tópico, es una satisfacción. Es el retrato de diez años de nuestras vidas. Cada disco nuevo que se edita siempre es una alegría, es como un pequeño regalo para endulzar la vida. Miras atrás y ves que estás haciendo lo que has deseado desde que eras un adolescente releyendo el catálogo de tus discográficas preferidas.

¿Cuando un grupo les deja duele, se comprende, es ley natural? ¿Bidehuts cumplió con su función de plataforma de lanzamiento?

A mí, por ejemplo, me da mucha pena el “standby” indefinido de Gora Japon. Es un grupo que me encanta. Por el momento, en estos 10 años, la única baja que hemos tenido es la de Willis Dummond. Era algo que se veía desde hace tiempo, pero no quita para que te dé pena. No obstante, y sinceramente, creo que tenemos conceptos y visiones diferentes, por lo que es normal que hayan pensado en buscar otra vía y les deseamos todo lo mejor.

¿A lo largo de estos diez años existen puntos de inflexión claros?

Los comienzos son siempre más fáciles, el peso del trabajo es más llevadero gracias a toda la energía inicial. La inercia del principio te ayuda a tirar adelante, pero llega un momento en que todo es más rutinario, incluso aburrido; vamos, como la vida misma. Por eso destacaría 2016 como punto de inflexión. Hemos cambiado el organigrama para poder repartir más las funciones, la gente se siente más implicada y todas estas decisiones logran que renazca la ilusión. En este punto hay que destacar el papel de Anari. Bidehuts estaba viviendo un momento crítico desde el punto de vista económico. Se iba acabando el colchón para hacer frente a los gastos y Anari decidió sacar su “Epilogo bat" justo en ese momento. Podría haberlo hecho en otra fecha posterior, pero sabía que así ayudaba a Bidehuts. Esta es la gente que hay en el sello, para quitarte el sombrero.

La veteranía cuenta que muchas experiencias autogestionadas terminan quemándose por diferentes circunstancias ¿Cuál es su fortaleza?

No lo sé realmente, quizás sean el respeto, el cariño, la admiración que existe entre nosotros y mucho amor en lo que hacemos.

¿Les gustaría poder publicar más referencias al año o el ritmo conocido es lo que puede dar de sí el modelo, lo aconsejable?

Bidehuts no es una discográfica, el ritmo que llevamos es el que pide la propia dinámica. No pretendemos forzarlo. Quizá haya un año con una o dos referencias y el siguiente con cinco. Nunca hemos tenido en cuenta la posible falta de ilusión en el público en general. Nunca hemos esperado ningún tipo de ayuda. Funcionamos al margen de este tipo de política. Primero hacer y luego hablar. Esa es nuestra política, nada de perder el tiempo y energía en asuntos que no nos motiven.

Publican en cedé y vinilo y antes de que se pusiera de moda el viejo formato estriado, ¿molesta que las multinacionales se apropien del esfuerzo cultural realizado por los pequeños al no haber dado la espalda a un soporte con tantas posibilidades artísticas?

Lo único que molesta es que ahora los plazos de publicación se han alargado mucho. Con tus tiradas bajas eres el último en la lista de espera; pero bueno es lo que hay y no lo podemos cambiar.

El próximo 18 de febrero celebran la fiesta del décimo aniversario en Le Bukowski y con Audience como apuesta para el directo, a quienes admiramos profundamente. ¿No se ha querido la típica grandilocuencia de este tipo de aniversarios?

No es nuestro estilo, preferimos algo de andar por casa, con buena compañía y sin complicaciones.

¿Alguna referencia prevista para este año o es demasiado pronto?

Por el momento no hay nada. Alguna reedición, pero aún es pronto para precisar.