Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Lego Batman: la película»

Piezas y superhéroes paródicos

Película a película, la factoría juguetera Lego ha construido un universo muy particular asentado en un humor que juega en todo momento con el imaginario cinéfilo aplicado a la propia arquitectura y fisonomía de los muñecos y piezas que recrean secuencias y poses vistas en diferentes ocasiones.

En esta oportunidad, el vengador enmascarado de Gotham City vuelve a acaparar protagonismo en un largometraje dotado de un ritmo frenético y en el que se citan multitud de guiños que tienen como objetivo dinamitar la oscura personalidad que Christopher Nolan otorgó a su “Caballero oscuro”.

Lejos de conformarse con dinamitar esta creación, el filme va más allá en su empeño y coloca al muñequito protagonista ante toda la galería de batmans que se han dado cita tanto en la pequeña como en la gran pantalla.

Teniendo presente que el autor del guion es Seth Grahame-Smith y que perpetró propuestas tan guiñolescas como irregulares como la cacería de vampiros ejecutada por el mismísimo Abraham Lincoln, no nos sorprende que esta película animada roce en todo momento un exceso en sus intenciones guiñolescas y acabe por no funcionar de la manera en que se intuía al comienzo.

Si bien el conjunto resulta un tanto irregular y aparatoso, merece la pena pasar un buen rato debido a que resulta casi imposible no disfrutar con alguna de las secuencias abracadabrantes que se suceden a mil por hora y que orbitan alrededor de un pequeño Batman narcisista embarcado en una cruzada contra una legión de villanos paródicos y megalómanos.

Capítulo aparte merece el sobresaliente y colorista diseño visual creado para la ocasión, el cual respeta al máximo las posibilidades y limitaciones que ofrecen las piezas de juguete y los guiños onomatopéyicos a aquel clásico catódico de los años 60 que tan difícil resulta superar incluso hoy en día.