El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, y su homólogo chino, Wang Yi, se reunieron ayer en Bonn, al margen de la cumbre del G20, para abordar «cuestiones bilaterales» y «materias de interés mutuo», previsiblemente asuntos que causan fricción entre ambas potencias, como son Taiwán y las disputadas islas en el mar de China Meridional o el comercio.

La presencia del ministro chino y su encuentro con Tillerson parecían poco probables por el cisma abierto entre Pekín y Washington. El gigante asiático se indignó cuando Trump cuestionó el principio de «una sola China», que prohíbe todo contacto diplomático entre países extranjeros y Taiwán, considerado por Pekín parte de su territorio.

Pero, además de Trump, también Tillerson enfureció a China al amenazar con un bloqueo para impedir su acceso a las disputadas islas en mar de China Meridional. Según la prensa china, esto podría provocar incluso un «enfrentamiento militar».

Respecto al plano comercial, China se ha convertido en el objetivo preferido de la Administración Trump, que acusa a Pekín de destruir puestos de trabajo en EEUU con sus baratas exportaciones y amenaza con tomar medidas proteccionistas.

Tras el encuentro, que se entiende como un primer acercamiento, el portavoz de la Secretaría de Estado estadounidense, Mark Toner, explicó que Tillerson y Wang «debatieron esfuerzos para hacer avanzar la cooperación bilateral a la vez que se confrontan las diferencias de manera constructiva».

Además, Tillerson destacó el «riesgo creciente» que supone el programa nuclear y de misiles de Corea del Norte y exigió a Pekín, su único aliado, que emplee «todos los instrumentos disponibles» para moderar «la conducta desestabilizadora» de Pyongyang. Wang pidió la reanudación de las conversaciones a seis con Corea del Norte.

Advertencia china

Coincidiendo con la cita en Bonn, China advirtió a EEUU contra la posibilidad de que Washington envíe infantes de Marina para proteger su representación en Taiwán, lo que supondría, de hecho, la elevación de su estatus diplomático. «China se opone firmemente a cualquier forma de contacto oficial o vínculo militar entre EEUU y Taiwán», afirmó un portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang, en referencia a las palabras del exdirector del Instituto Estadounidense de Taiwán (AIT), Stephen Young, quien el miércoles dijo que la Administración Trump enviará marines para encargarse de las seguridad de la nueva sede de la entidad, cuya apertura está prevista en mayo.

En Taipei, una portavoz del AIT, Sonia Urbom, eludió discutir los detalles de seguridad de la nueva sede del instituto. Sin embargo, afirmó que el nuevo edificio «es una demostración de nuestro de compromiso, vigente y en continua profundización, con Taiwán».

EEUU emplea una unidad especial de infantes de Marina para custodiar sus sedes diplomáticas, por lo que el envío de militares a Taiwán daría apariencia más oficial y diplomática al AIT, entidad privada que se ocupa de los intercambios económicos, sociales y culturales entre Taipei y Washington.

Desde su victoria electoral, Donald Trump ha hecho algunos guiños a Taiwán.

Niegan la militarización de la política migratoria

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró que es totalmente «falso» que el Gobierno de Donald Trump esté considerando utilizar la Guardia Nacional para detener y deportar a inmigrantes en situación irregular. «No es verdad al cien por cien. Es falso. Es irresponsable que se diga eso», declaró Spicer.

Negó así una información de la agencia Associated Press que aseguraba que el Departamento de Seguridad Nacional propuso en un borrador desplegar 100.000 efectivos de la Guardia Nacional (fuerza militar para situaciones de emergencia) para detener a «sin papeles» de forma masiva, lo que supondría una militarización sin precedentes de la política migratoria.

«No hay ningún esfuerzo en marcha para acorralar a inmigrantes utilizando a la Guardia Nacional», aseguró Spicer, quien añadió que el documento en el que se basa la información no ha salido de la Casa Blanca. Pero no negó categóricamente que esa posibilidad hubiese formado parte de las discusiones o propuestas para acelerar las deportaciones.GARA

Aval chino a la marca Trump

Las autoridades chinas de propiedad intelectual han concedido protección legal a Donald Trump para el uso de la marca que lleva su apellido en servicios de construcción, tras varios años de batalla legal. La medida final supone que la organización Trump será la única entidad que podrá levantar edificios con ese nombre.

El caso de Trump se remonta a 2006, cuando Dong Wei, un hombre de negocios chino, logró registrar la marca Trump para actividades y servicios de construcción y el ahora inquilino de la Casa Blanca inició una acción legal.

«Las autoridades protegen los legítimos intereses de los titulares chinos o extranjeros de derechos de marcas en un pie de igualdad», dijo Pekín.GARA