María SUÁREZ
LONDRES

Westminster escenifica su división sobre la visita de Estado de Donald Trump

El Parlamento británico debatió ayer la suspensión de la visita de Estado propuesta por el Gobierno de May a Donald Trump. El debate finalizó sin votación, aunque durante tres horas se reflejó la división en la Cámara mientras miles de personas protestaban en la calle.

Donald Trump volvió ayer a ser uno de los puntos del orden del día en el Parlamento de Westminster fruto de dos peticiones ciudadanas. Si en enero de 2016 el sujeto de debate fue el posible candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, ayer se trataba del presidente de Estados Unidos, a quien la primera ministra Theresa May le extendió una invitación para realizar una visita de Estado a Gran Bretaña (con los máximos honores, con encuentro con la reina Isabel II y con discurso en el parlamento) tras reunirse con él nada más ser investido presidente.

Ayer se debatían dos peticiones ciudadanas, que al superar las cien mil firmas, iban a parar directamente a la agenda de los parlamentarios. Una, con un millón ochocientas mil adhesiones, solicitando la suspensión de la visita de estado de Trump a Gran Bretaña y una segunda «contrapetición», con trescientas mil firmas, que pedía que la visita siguiera adelante.

En la sesión de ayer los diputados se alinearon con las corrientes de sus respectivos partidos, de manera que los conservadores defendieron la visita de Trump y la oposición la criticó. «Extraordinariamente, sorprendentemente, la visita de Estado se le ofrece tan sólo siete días después de haber asumido el cargo como presidente de EEUU», destacaba el diputado laborista Paul Flynn, quien comparó el intelecto de Trump con el de un «protozoo». El diputado tory y ex ministro de Exteriores sir Alan Duncan ratificó la intención del Ejecutivo de seguir adelante con la visita y destacó la relación especial existente entre ambos países, «que comparten tantos intereses comunes».

El debate estuvo cargado de simbolismo por la naturaleza de lo que se discutía, pero no tendrá efectos prácticos debido a que el Gobierno ya ha adelantado que pretende seguir adelante con la visita de Estado.

Mientras tanto, fuera de la Cámara, alrededor de veinte mil personas se congregaban para protestar contra la política de Trump, en una convocatoria que se hizo extensiva a otras once localidades de Inglaterra y de Escocia, como Leeds, Liverpool, Bristol, Glasgow y Edimburgo entre otras.

El artículo 50, en la Cámara de los Lores

El proyecto de ley que dará lugar a la invocación del artículo 50 del Tratado de Lisboa inició ayer su trámite en la Cámara de los Lores, donde se debatió el texto bajo la atenta mirada de Theresa May, que en un gesto poco común, decidió atender a la sesión. Algunas voces achacaron este movimiento al intento de la primera ministra de ejercer presión en la Cámara Alta, donde el Gobierno no tiene mayoría. La líder conservadora de la Cámara de los Lores, la baronesa Natalie Evans, instó a respetar lo decidido en la anterior instancia y no frustrar el Brexit, mientras que la líder laborista, la baronesa Angela Smith de Basildon, confirmó que su partido no frustrará el inicio del proceso, pero sí que tratará de conseguir a base de enmiendas garantías para los ciudadanos europeos en Gran Bretaña. Previamente, Theresa May había reclamado a los lores que no entorpecieran el camino del texto. «No quiero ver a nadie reteniendo la voluntad del pueblo», aseguró refiriéndose a la sesión en un discurso en una localidad del centro de Inglaterra.M.S.