P resentado en la Semana de la Crítica del Festival de Cine de Venecia, el debut en el largo de ficción de Jérôme Reybaud es una película que parece ir a rebufo de uno de los grandes éxitos autorales galos de los últimos años: “El desconocido del lago”, de Alain Guiraudie. Si antes hablábamos de encuentros (homo-)sexuales en el contexto del cruising rural, aquí nos actualizamos por obra y gracia de las tecnologías 2.0. Para superar su ruptura con Paul, Pierre se refugia en el calor de la aplicación Grindr, diseñada para que hombres como él encuentren el amor. Con esto y su coche, el protagonista emprenderá una odisea con la carretera, la manta y los moteles como herramientas y escenarios imprescindibles... sin saber que, a todo esto, su ya expareja, viene pisándole los talones, echando mano de la misma aplicación. Jérôme Reybaud, quien dirige y escribe, propone también desde el juego con los géneros, una relación de contrastada efectividad cinematográfica: la película romántica y la road movie van de la mano, una vez más, para reflexionar sobre las distancias (emocionales, se entiende) en tiempos de geolocalizadores, Google Maps y otras maravillas para nada reñidas con el amor.