Josu MONTERO
Escritor y crítico literario

Correspondencia

Mi pulverización como ser humano”. Así definió Carmen Laforet sus 24 años de matrimonio antes de la separación. Entre 1946 y 1957 había tenido cinco hijos. Un par de años antes, a sus 24, había ganado la I edición del Premio Nadal. “Nada” fue el libro más vendido de 1945 y la catapultó a una fama que acabaría progresivamente por bloquearla y hundirla. Laforet había nacido en Barcelona en 1921 y de niña devoraba con pasión las historias infantiles protagonizadas por su admirada Celia. El personaje, creado por Elena Fortún (Madrid, 1886), fue exitosísimo en los años 20 y 30. Fortún se había casado con un militar republicano que se suicidó en su exilio porteño y con el que se casó porque había que hacerlo a pesar de que jamás quiso unir su vida a la de un hombre y de que asco era lo que le producía el sexo con él. Lo narra en su hasta ahora inédita novela “Oculto sendero”, cuya protagonista, alter ego de la autora, es una mujer singular en lucha contra lo que se espera de ella. La palabra lesbianismo no aparece, pero es la que articula esta novela y la desdichada vida de su autora. En 1947 una jovencita Carmen Laforet escribió a Elena Fortún, ya al final de su vida y enferma. Entre ellas surge un extraño flechazo, y esa correspondencia se prolongará hasta 1952, año de la muerte de Fortún. Se publican ahora esas cartas: “De corazón y alma”. En la biografía de Laforet se dibuja así mismo una pulsión homosexual teñida de misticismo religioso en donde juega un papel importante su amiga, y famosísima tenista, Lilí Álvarez. Sea como fuere, los demonios personales y las sombras de una época oscura tiñeron de honda infelicidad las vidas de ambas.