Quaoar recupera «Man’t» en el décimo aniversario y cierra gira
Los bilbainos Quaoar ven sus primeros años enfundados en el death metal. Inflexionan propuesta y en 2007 debutan con un excelente «Man’t» –ya rock progresivo–, que este sábado tocarán en Kafe Antzokia de Bilbo rindiendo homenaje a su debut y cerrando la gira presentación de su soberbio y admirable «Dreamers. Dreaming», de hechura internacional.

Caen bloques de cielo cuando suena la mayestática “Goodbye”, siete minutos contenidos en “Dreamers. Dreaming”, una composición que nace como un manantial y termina siendo el Amazonas. Toda la banda se muestra sempiterna, aunque los sentidos se queden de primeras con el contraste de las guitarras eléctricas, una acústica y la voz de Iñigo López, que no alcanzamos a discernir si su puesto es el de vocalista melódico, el personaje maléfico que le posee al final o acaso la voz más perturbada de Seattle como muestra en el devastador “Go to mono”, ocho minutos de hierro forjado en el yunque a lo largo de meses y meses de trabajo, ese tiempo invisible dónde nadie sabe nada del músico, pero que está. Está reventando el local de ensayo o el ordenador. Espacios donde todos se dan de tortas en busca de su esencia, cada vez más dúctil al hacerse más músicos, más sabios, entre momentos de quietud y explosiones cósmicas.
Sideral es “Fable”, un corte que podría pasar por una canción acústica rockera delicada o una hermosa canción folk rockerizada. Algo así hacían Led Zeppelin.
Quaoar son Josu Palacios, guitarra y miembro fundador, el único que ha vivido completos los quince años del grupo. No obstante, en la banda anida otro componente de 2002, Aitor Zorriqueta, bajo, que tras un primer año voló cual paloma mensajera para regresar en 2010 y hasta el presente; en su historial constan siete grupos, y toca en cuatro en la actualidad. ¡Así cómo no va a haber paro!.
Hugo Landaluce es la otra guitarra, lleva con la pandilla desde 2004 y muy centrado en el grupo, así que también se ha hecho adulto a lomos de este cuerpo del sistema solar.
De padre gipuzkoano y madre danesa es el espectacular batería de pelo soleado llamado Björn Mendizabal, donostiarra. Björn suma nueve bandas en su currículum. Toca metal fundido con cualquier materia, además funk, pop, reggae... Con Gora Herria le vimos en 2010 tocando en jaiak de Sodupe, un coloso repasando el cancionero moderno vasco. También toca rock sinfónico épico en Elfenthal junto a la brillante soprano navarra Maite Itoiz. En YouTube pueden verse muchos videos de él ofreciendo lecciones, una de ellas: “Desplazando sietes sobre semicorcheas”. Después de verle, servidor ha cogido de nuevo el tambor del jabón para darle.
Iñigo López Agudo es la voz y la guitarra acústica de Quaoar. Estudia en Musikene canto de jazz e imparte clases de voz en Mr Jam de Bilbo. En los dos discos anteriores ya mostraba sus dinámicas cualidades, pero en “Dreamers. Dreaming” no hay voz internacional con la que no pueda codearse. Va dejando atrás a Eddie Vedder, o superando etapa, y cada día es más suyo. Escúchenle planear sobre “Mystically falling”, un viaje del tamaño de un maxifrasco de anfetas. O “Goodbye”, de ensueño.
Quaoar, no obstante, es un grupo muy agradecido por sus dos presentes y expresivas guitarras. Escucharles es rendirse ante sus juegos pasionales y lúcidos. Y si se quiere flipar más quedan “Chatterbox”, “The man drained of all” o “Home”, con un juego de voces peculiar, de maestros. Un disco que tiene bastante de blues-rock ácido.
Parece que Quaoar está dejando atrás el progresivo, ya abandonaron el death melódico, como los quiebros con el grunge. Ya son solo Quaoar y su siguiente disco debería ser la lógica evolución sin fronteras que ya se escucha en su tercer título. O lo mismo, pero con similar calidad compositiva e interpretativa, que la evolución no es ninguna norma ni necesaria.
Quaoar son muy grandes, devastadores. La escena internacional les debe algo y la local ni es medible. Cuanto más se tarde en descubrirles, más tiempo quedará por recuperar.
Josu: «Recuerdo la impresión que me causó ver en 2004 a Infinner, con gente que hoy tocan en Old Days Dawn y Grand Matter (bandas que seguimos admirando). Compartíamos locales con ellos y yo me pasaba tardes viéndoles ensayar. Aprendí muchísimo. La creatividad de lo que hacían me fue haciendo desear dejar el “estricto”, (por los limites que plantea a veces, aunque me encante) mundo del metal extremo y abrazar otras sonoridades, cambiando totalmente la perspectiva de lo que componía entonces. Por todas esas circunstancias y periplos estilísticos y de formación ni siquiera fue planteable grabar nada hasta 2007». Y no ha parado de crecer como músico y compositor.
Íñigo: «Si midiéramos el éxito comparándonos con grupos de otros estilos seríamos muy poco realistas e ilusos. El éxito total no sería compararnos con AC/DC, Springsteen, Madonna o Beyoncé, sino con, por ejemplo, Opeth. Un grupo de culto que en festivales grandes está en la zona media del cartel. Ese sería el techo de momento. Por lo que no nos preocupa en exceso el éxito que tengan artistas de otros estilos más populares»
Björn: «Si algo mágico nos une diría que son personalidades complementarias y compatibles por una parte (por cliché que suene) y una tirantez en gustos musicales suficientes pero no excesivas. Los pilares del templo no pueden estar juntos en el centro ni cada uno en su extremo. Un término medio puede dar mucha solidez a la vez que creatividad».

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