«Criando ratas», una apuesta por el «cine de guerrillas»
Con más de un millón de visionados, el largometraje «Criando ratas» de Carlos Salado es toda una gratificante sorpresa creativa. Es un largometraje ideado para ser visto libremente en internet. El propio Salado se muestra «apabullado por la respuesta que está teniendo».

Curtido en el campo publicitario, el jovencísimo compositor y realizador alicantino Carlos Salado, de 20 años, ha lanzado toda una declaración de intenciones con su primera apuesta en el formato largo, “Criando ratas”. Se trata de una producción independiente que el propio firmante define como «cine de guerrillas» porque su puesta en marcha y desarrollo se ha llevado a cabo desde una premisa cinematográfica muy primitiva pero efectiva y, sobre todo, muy honesta.
Según revela Salado ha GARA, «esta película ha nacido de mis entrañas, de la necesidad imperiosa por crear. Creo que el artista debe crear contra viento y marea. Yo, por ejemplo, soy compositor y si no puedo componer para una orquesta lo hago para ser interpretada a través de una simple guitarra. Con esto te quiero decir que ‘Criando ratas’ ha sido una constante pelea que se ha prolongado durante cinco años y para asaltar las espectativas que esta cumpliendo. La quise hacer siguiendo ciertas coordenadas del cine Dogma y con un equipo muy limitado. Además, este proyecto nació para alejarse de los cánones habituales de la distribución y para ser disfrutado por todo el mundo libremente y a través de internet».
El resultado no puede ser más satisfactorio y sorprendente, ya que “Criando ratas” ha superado ampliamente el millón de visionados a través de plataformas como YouTube o la página oficial www.criandoratas.com, donde puede ser disfrutada de forma gratuita. En cuanto a lo que nos descubre el filme, se trata de una nueva vuelta de tuerca al llamado “cine quinqui” con la que Salado quiere mostrar su admiración a cineastas como Eloy de la Iglesia. Se trata de una película coral, cruda y dura, interpretada por los propios vecinos de los populosos barrios en los que se escenifica un proyecto impulsado por el esfuerzo desinteresado de un equipo de profesionales que se embarcaron en este proyecto de manera desinteresada y más de 120 personas que han participado en el reparto y que, según Salado, «han ayudado a enriquecer a sus personajes mediante diálogos que no aparecían en el argumento original y que han luchado contra imponderables como las estancias en la cárcel de nuestro protagonista, Ramón Guerrero».
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