Los sondeos apuntaban a una victoria de la derecha con una alta participación
Los neerlandeses se movilizaron para votar en masa ayer en las elecciones legislativas en Países Bajos, en las que se registró una alta participación y los sondeos a pie de urna apuntaban a una victoria de la derecha homologada, con el VVD de Mark Rutte a la cabeza, y a la derrota del ultraderechista Geert Wilders, que no alcanzó sus expectativas.

Las elecciones legislativas celebradas ayer en Países Bajos registraron una alta participación, que según los sondeos a pie de urna no habría favorecido a la extrema derecha sino a otras formaciones. Al cierre de los colegios electorales, el 82% de los más de 12,6 millones de electores registrados había acudido a votar, frente al 74,6% registrado en 2012. Una gran afluencia a la que contribuyeron, entre otros, los neerlandeses de origen turco o marroquí que se movilizaron para frenar al ultraderechista, islamófobo y antiinmigración Partido de la Libertad (PVV) de Geert Wilders, cansados de su discurso xenófobo y de las historias sobre delincuencia y radicalismo que les atribuye.
Aunque hasta que se conocieran los resultados definitivos, que se anunciaban pasada la medianoche, no se iba a saber si esa alta participación era reflejo del auge de la extrema derecha y de la respuesta europeísta a Wilders, los primeros sondeos a pie de urna apuntaban a una victoria del gobernante Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) del primer ministro saliente, el liberal Mark Rutte.
Según los sondeos, el VVD habría obtenido una holgada victoria con el 21% de los votos, lo que se traduciría en 31 de los 150 escaños de la Cámara Baja del Parlamento, mientras que el PVV habría conseguido el 13% de los votos y 19 escaños, lo que evidenciaría que su discurso no ha calado entre los neerlandeses, aunque no se descartaba un voto oculto favorable a Wilders.
El PVV figuraba empatado en número de representantes con el centroderecha que representan Llamada Demócrata Cristiana (CDA) y Demócratas 66 (D66), cuyo avance ya habían pronosticado las últimas encuestas previas a las elecciones. Con 16 escaños se situaría Izquierda Verde (GroenLinks, que subiría 12 representantes) y con 14, el Partido Socialista, según el sondeo de Ipsos.
Sin embargo, la fragmentación del voto habría pasado factura al socialdemócrata Partido del Trabajo (PvdA), que se habría desplomado desde los 38 escaños obtenidos en las elecciones de 2012 hasta los escasos nueve (6% de los votos) con los que podría estar representado los próximos años. Los socialdemócratas han pagado caro haber gobernado con los liberales de derecha. Entre lágrimas, el líder laborista, Lodewijk Asscher, aseguró que seguirá siendo líder de su partido y que luchará «por una economía justa y una sociedad decente» en Países Bajos.
En caso de confirmarse estos resultados, Mark Rutte tendría margen para negociar con otros partidos una alianza que le permitiría seguir en el poder, a pesar del panorama fragmentado que arrojarán las urnas debido al sistema electoral proporcional integral que permite el ingreso de numerosos partidos al Parlamento. Eso sí, se vería abocado a una coalición con al menos otras cuatro formaciones.
Lo que está claro es que con 28 partidos y 1.114 candidatos para ocupar los 150 escaños de la Cámara Baja, la política neerlandesa puede confundir incluso a los más avezados. En este país de coaliciones, los partidos más pequeños pueden inclinar la balanza. Por eso, sea cual sea el ganador, el resultado podría no aclarar gran cosa y las negociaciones para formar Gobierno se prolongarán varios meses.
Después del Brexit y de la victoria de Donald Trump en EEUU, todos los ojos estaban puestos en la formación de Geert Wilders, que lideró las encuestas de intención de voto durante meses con un discurso centrado en cuestiones de identidad e inmigración, ya que las legislativas neerlandesas eran una prueba antes de las elecciones presidenciales en el Estado francés (abril-mayo) y generales en Alemania (setiembre).
El objetivo de Wilders era ganar estas elecciones, pero los sondeos situaron en segundo lugar a su partido, que registro la menor subida entre los que crecieron en votos respecto a la anterior cita electoral. En 2010, el PVV consiguió 24 escaños y formó parte del Gobierno con Rutte. Dos años después, sus representes fueron 15.
«No se ha deshecho de mí»
«Sin importar el resultado de las elecciones de hoy –por ayer–, el genio no volverá en la lámpara y esta revolución patriótica, ya sea hoy o mañana, se llevará a cabo de todos modos», aseguró el líder ultraderechista, que consideró un «éxito» el resultado obtenido y advirtió a Rutte de que «no ha logrado deshacerse de mí».
«El islam y la libertad no son compatibles», había insistido por la mañana, insistiendo en su discurso islamófobo, y añadió, que los musulmanes «son libres de irse cuando quieran».
Lejos de marcharse, las historias sobre delincuencia y radicalismo que la extrema derecha –y en los últimos tiempos o tan extrema– difunde entre los neerlandeses sobre determinados barrios, movilizó ayer a muchos ciudadanos de origen turco y marroquí para frenar a Wilders. «Tenemos que empezar a defendernos de los estereotipos que promueve el PVV contra nosotros», señaló a Efe el trabajador social Moha Shouabi, nacido en el barrio de Schilderswijk, de La Haya, de padre marroquí. «Se está atacando a toda una comunidad, a la que ya no se considera parte de la sociedad porque practica una religión llamada islam», añadió.
«Mi madre nunca había votado antes, pero ahora ha votado y ha animado a toda la familia a hacerlo porque la situación es grave», declaró a AFP una joven con pañuelo islámico.
«Tengo miedo porque soy musulmana, así que esto también en mi contra», señaló Khadija Kallouh, una joven estudiante de 22 años, al referirse al discurso del «problema marroquí» en los Países Bajos de Geert Wilders. «Es muy difícil para nosotros defendernos», dijo.
Votación de camino al trabajo en estaciones de tren y aeropuertos
Las estaciones de tren y aeropuertos de Países Bajos sacaron ayer las urnas para que cientos de neerlandeses, apresurados rumbo al trabajo, pudieran depositar desde primera hora de la mañana su voto para los comicios con un ojo puesto en el andén, un sistema práctico que cada año gana adeptos.
En la estación de Holland Spoor, una de las más concurridas de La Haya, la capital administrativa del país, la sala de espera entre los andenes 3 y 4 se convirtió en un improvisado colegio electoral, con tres cabinas de voto sin cortinas y un contenedor que hace las veces de urna.
Cerca de las nueve de la mañana, pasada la hora punta, una treintena de personas esperaban en una fila que avanzaba a buen ritmo: hombres trajeados, mujeres maletín en mano y bebé a la espalda, estudiantes cargados con sus mochilas o vigilantes de seguridad con su papeleta electoral e identificación. Es todo lo que necesitaban para votar gracias a este sistema, que ya es tradición en el país, pero que este año se implantó en un número récord de 60 estaciones.
También se instalaron urnas en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam, en concreto en el llamado Schiphol Plaza, la gran sala de entrada.
La primera estación en poner las urnas fue la Central de Ámsterdam, que lo hizo a medianoche del martes y ya registró filas de viajeros de trenes de cercanías, mientras que varias han empezado también a funcionar antes de la hora oficial de apertura de los colegios. Los viajeros se identifican, rellenan su papeleta, la depositan en la urna-contenedor y salen directamente al andén, corriendo a veces, para coger los trenes que se suceden en dirección a Doordrech o Rotterdam.Laura PÉREZ-CEJUELA

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