El partido de esta tarde a las 18.30 entre Saski Baskonia y Unicaja será una extraña conjunción entre pasado y presente. Por una parte, los de Sito Alonso tienen la opción dar un enorme paso adelante para ser cabezas de serie en los play offs, algo que dejarán casi certificado en caso de ganar.

Por otro lado, buena parte de la plantilla que obtuvo el doblete de la temporada 2001/02 será agasajado por el Buesa Arena. Ya desde ayer, Bennett, Scola, Sconochini, Corchiani, Eduardo Hernández, o Harissis se dieron un baño de masas, mientras que esta tarde Sergi Vidal –después de jugar al mediodía ante Manresa– y Nocioni se sumarán a este reconocimiento. Oberto –con compromisos familiares en Argentina–, Foirest, Ivanovic o Tomasevic –con compromisos deportivos– no estarán.

Tanto para los estandartes del pasado como del presente el de esta tarde será un día especial. Saski Baskonia y Unicaja han labrado cierta rivalidad en los últimos años, fruto de la competitividad de ambas entidades. De hecho, el título de Liga de 2002 llegó por un 0-3 ante el propio Unicaja, rival que se cruzaría en el camino gasteiuztarra en la final liguera de 2006 o el la finalísima de la Copa de 2009; incluso en la final de consolación de la Final Four de Atenas 2007.

Es decir, los partidos ante el cuadro malagueño suelen ser a cara de perro, y más desde que Joan Plaza lograra, con su estilo tosco y «cementero», revitalizar al conjunto andaluz, que este año se ha hecho la Eurocup y, por ende, con un sitio en la Euroliga del año que viene.

Con la duda sin resolver de que Larkin y Budinger puedan regresar al juego, Sito Alonso comentaba que «tenemos que estar juntos para conseguir ganar». Más aún, después de recordar que el último enfrentamiento ante Unicaja en Zurbano se saldó con un 56-83 para los de Joan Plaza, el técnico de Monzón subrayó que el equipo gasteiztarra «se quiere reivindicar».

«Un ADN especial»

Es por eso que el reconocimiento del pasado no puede empañar el presente, y más cuando se corre el riesgo de la idealización.

Una idealización que llega en forma de rumor según el cual Luis Scola habría recibido la llamada del Baskonia, que tiene una preciosa vacante en su juego interior una vez cortado a Andreas Bargnani.

Pero el propio pívot bonaerense atemperaba esas fiebres. «Mi círculo con Baskonia esta cerrado. Ya hice aquí lo que tenía que hacer. Volver sería abrir otro círculo que puede salir mal o puede salir bien», dijo.

Esa idealización a la que, por su parte, Josean Kerejeta contribuía ayer. «El equipo del doblete fue un grupo de jugadores con un ADN especial que enseguida se dieron cuenta en qué tipo de club estaban y lo que había que hacer para ganar», reconocía. «Un grupo extraordinario de jugadores a nivel humano que ha tenido un desarrollo baloncestístico impresionante», añadía.

El máximo mandatario del Baskonia no quiso olvidarse de nadie, desde los hoy veteranos y entonces jovencísimos Scola y Nocioni, a Dusko Ivanovic, entrenador durante diez temporadas y protagonista de los mejores días del club.

«Era capaz de imprimir al equipo ese sello de jugar, competir y defender durante los 40 minutos y dar ese plus de esfuerzo que hacía falta para ganar, con jugadores al límite de sus posibilidades», remachó.